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GOLF | RYDER CUP

Lección europea en medio del naufragio en Gales

Un espectáculo deportivo de gran nivel y con dominio europeo (9'5-6'5) se ve empañado por las suspensiones por la lluvia, que tampoco aseguran que hoy se pueda finalizar la competición

Europa dió una lección de juego y mentalidad ante EE UU en una jornada de domingo espectacular en la Ryder Cup en Celtic Manor, Gales, que por primera vez en la historia no va a ser el día decisivo de la competición.

El equipo europeo, comandado por un soberbio Lee Westwood que supo asumir los galones de líder indiscutible del equipo, consiguió 5,5 puntos de los 6 en juego y situándose 9,5 puntos a 6,5 a la espera de los individuales de hoy, que se jugarán en medio de la polémica por la idoneidad de llevar una Ryder Cup a Gales tan tarde, en la primera semana de octubre. La lluvia dejó impracticable el campo durante siete horas del viernes y toda la mañana del domingo y no se sabe con certeza si hoy se podrá terminar.

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Westwood, junto a su compatriota Donald (ahí hay pareja para años), necesitó sólo 45 minutos para completar el partido iniciado el sábado y ganar por 6&5 a unos desdibujados Stricker y Tiger, que recibía la peor derrota en sus seis participaciones en esta competición. El equipo europeo, espoleado por esta victoria clarísima, supo gestionar la ventaja con la que partían desde el sábado en los cinco partidos. Sólo el valioso empate de los hermanos Molinari ante Kuchar y Cink no se convirtió en victoria par los de un sonriente Colin Montgomery.

Mención especial para el español Miguel Ángel Jiménez, que no tiene un buen registro en Ryder Cup pero que sacó toda su experiencia y tranquilidad para ganar el hoyo 16, presionar en el 17 y sentenciar en el 18 ante el empuje de los debutantes Overton y Watson. Poulter, siempre luchador, y Kaymer, más discreto, se deshizo de una pareja formada por el joven Fowler, que mantuvo el tipo, y un desconocido Mickelson, que estuvo a años luz de lo que se espera de un número dos del mundo. Tampoco estuvo nada bien Harrington, la elección más polémica de Monty, pero Fisher le llevó en volandas hasta la victoria contra Furyk y un decepcionante Dustin Jonhson.

En un gesto que dice mucho de él, McIlroy, que iba con su compatriota McDowell, metió el putt de la victoria en el 17 ante Mahan y Zach Johnson, justo donde perdió el día anterior. Le bastaba con dos putts, pero se quería resarcir y lo hizo.

La Ryder naufraga

La historia de la Ryder Cup de 2010 es la historia de un multimillonario, Therry Matthews, acostumbrado a conseguirlo todo en la vida. Cuando decidió que haría un campo de golf único en el mundo en el lugar donde estuvo el hospital en el que nació preguntó cuál era el mayor evento del mundo que podía organizar.

Fue entonces cuando se propuso que el Twenty Ten de Celtic Manor acogiese una Ryder Cup, la primera en Gales, a cualquier precio. Y el precio que se ha pagado, a juzgar por el desarrollo de los acontecimientos puede ser demasiado alto. Las sucesivas suspensiones han llevado a expertos, jugadores, ex capitanes de la Ryder y aficionados a preguntarse qué sentido tiene celebrar este evento en Gales y en octubre. "Tendría que haberse jugado hace tres semanas", resumió Bernard Gallacher, tres veces capitán europeo.

"Es una pena", era la expresión más repetida entre aficionados, periodistas y expertos. Ni siquiera el jefe de los árbitros de Europa, John Paramour, podía ocultar su desilusión en los micrófonos de BBC 5.

Un lujo echado a perder

Para colmo, el campo, un lujo carísimo, una maravilla de diseño y el primero de la historia en diseñarse específicamente para la Ryder presenta varios problemas. Su construcción en pleno valle del río Usk presenta serios problemas de drenaje natural si empieza a llover con fuerza. Además, las espectaculares gradas naturales de las laderas de los hoyos 16,17 y 18 se han convertido en un lodazal.

A pesar de la discreción, el esfuerzo y seriedad de los jugadores y capitanes de los dos equipos y del ímpetu y la pasión de los aficionados que entraron al campo con una sonrisa en la boca después de esperar cuatro horas en sus coches a que la organización abriese, esta situación estropea en cierto modo lo que estaba siendo un espectáculo deportivo de mayor nivel. Hoy, 12 partidos de individuales que añadirán más emoción y buen golf a un espectáculo único.

El campo de la Ryder tras las intensas lluvias de Gales.
El campo de la Ryder tras las intensas lluvias de Gales.AP

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