La Real no da la talla
El equipo blanquiazul vuelve a dar otra pesima imagen a domicilio en Mallorca
No queda rastro de la Real Sociedad que, hace dos sábados, plantó cara al Real Madrid en Anoeta. El equipo que ayer saltó al rebautizado Iberostar Estadi ?todavía Son Moix para la afición? fue más bien la triste continuación del que cayó goleado el martes en Pamplona. Ante los rivales de su liga, que le han endosado cinco goles en dos partidos, la Real está dando su verdadera medida de recién ascendido.
En su propia montaña rusa anda el Mallorca de Laudrup: buenas actuaciones y buenos resultados en casa; mala imagen y botín a cero en los desplazamientos. Tocaba victoria, pues, y ésta cayó del bando local por una cuestión de intensidad. La misma que el técnico realista, Martín Lasarte, reclamó a los suyos con evidente disgusto al final del encuentro: "Uno puede perder, pero si hay partidos en los que el equipo no ingresa dando el 100%, todo va a ser mucho más complicado".
MALLORCA, 2; REAL SOCIEDAD, 0
Mallorca: Aouate; Ratinho, Nunes (Rubén, m. 29), Ramis, Kevin; Nsue (João Víctor, m. 58), Martí, De Guzmán, Castro; Víctor (Pereira, m. 78) y Cavenaghi. No utilizados: Lux; Corrales, Cendrós y Webó.
Real Sociedad: Bravo; Martínez, Ansotegui, Mikel González, De la Bella; Xabi Prieto (Vigueira, m. 85), Aranburu (Joseba Llorente, m. 65), Rivas, Griezmann (Sutil, m. 78); Zurutuza y Tamudo. No utilizados: Zubikarai; Labaka, Markel y Elustondo.
Árbitro: Rubinos Pérez. Amonestó a Griezmann, Rubén, Ramis y Zurutuza.
Goles: 1-0. M. 7. Cavenaghi, tras revolverse dentro del área. 2-0. M. 61. Cavenaghi emboca un cabezazo de Víctor.
14.021 espectadores en el estadio Iberostar.
Para evitar complicaciones, Lasarte decidió volver a lo que le funcionó ante el Madrid: el doble pivote formado por Aranburu y Rivas. Pero ni por esas. La Real no olió el balón en toda la primera mitad. Los jugadores blanquiazules situados más allá del círculo central, Zurutuza y Tamudo, deambulaban sin rumbo, a la espera de asistencias que nunca llegaban. Mientras tanto, el Mallorca imponía su dominio sin dificultades y desbordaba por el flanco derecho gracias a la asociación de Nsue con el brasileño Ratinho, debutante en el puesto de lateral.
La flojera defensiva de los donostiarras quedó retratada en la jugada del primer gol. Dentro del área, Mikel González aguardó a que el argentino Cavenaghi recibiera el balón, amagara a un lado y luego al otro, para finalmente batir de media vuelta a Bravo. Era el minuto siete de partido, pero nada cambió en el guión de Lasarte. Encajonada, la Real mantuvo su renuncia a la pelota y no se metió en mayores líos porque el Mallorca no apretó. La dimisión de Prieto y Griezmann a la hora de las ayudas acabó por partir el equipo en dos.
A partir de la batuta de De Guzmán, un Mallorca serio asumió el control total del partido, aún sin ser capaz de convertir su dominio en ocasiones claras. Hasta que apareció de nuevo Cavenaghi. En la isla han tenido que esperar a la quinta jornada de Liga para que el delantero, cedido este verano por el Girondins, estrenase su cuenta goleadora. Un saque de esquina cabeceado con intención por Víctor le sirvió para hacer doblete con la puntera.
Por entonces, el partido se había convertido ya en un desatinado sube y baja, una dinámica que a priori favorecía a la Real, frente a un Mallorca que en este inicio de temporada demuestra dificultades a la hora de echar el cierre a los encuentros. La entrada de Llorente, en sustitución de un poco acertado Aranburu, iba destinada a aportar más mordiente en el tramo final. Pero, rotos los esquemas, el equipo de Lasarte concedió aún mayores espacios y las oportunidades más claras llegaron para los baleares. No hubo goleada como la encajada ante Osasuna porque un trallazo fenomenal de Víctor se estrelló en el larguero y porque, sobre el pitido final, Bravo sacó una manopla para desviar un disparo de Castro.
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