Nacido para el fútbol
Tévez, conocido como el 'Apache' por el barrio en el que se crió, se ha ganado un puesto de titular en la delantera de Maradona
A Carlos Tévez (Buenos Aires; 1981) le llaman el Apache. De pequeño fue pobre, pasó hambre. Era mal estudiante, vago, pero se sacaba algún dinero jugando en el barrio contra chicos mayores que él. No había árbitros, así que tenía que ponerse dos espinilleras en cada pierna para aguantar las patadas de los mayores. Hoy, es indiscutible en la Argentina de Maradona y junto a Messi e Higuaín forma la delantera más temida del Mundial de Sudáfrica. En el partido de octavos de final contra México (3-1), marcó por partida doble. El primero, en claro fuera de juego, ha sido uno de los tantos más polémicos del Mundial. El segundo, un zapatazo desde la frontal del área, uno de los más bellos.
Tévez se crió en uno de los barrios de Buenos Aires más afectados por la pobreza y la delincuencia, el Ejército de los Andes, que pasó a llamarse "Fuerte Apache" después de que un periodista lo rebautizara así durante un tiroteo. A los seis años le cayó agua hirviendo sobre la cara, dejándole unas marcas que aún son visibles. Reconoce que le han ofrecido hacerle la cirugía gratis, pero siempre se ha negado. "Si me quieren es por cómo soy con los demás; no importa la belleza. Las cicatrices son una parte de quién soy", repite corajudo. Seguidor de Boca, como toda su familia, debutó como profesional en el club de sus amores a los 21 años. Dos temporadas más tarde, ganó la Copa Sudamericana, la Libertadores y la Intercontinental. En 2005, protagonizó el traspaso más caro de la historia de América del Sur, marchándose al Corinthians brasileño por 16 millones de euros. Para entonces, Tévez había evidenciado su carisma. Durante la Copa de América de 2004, Marcelo Bielsa, entonces entrenador argentino, mostraba su sorpresa al comprobar cómo decenas de personas se encaramaban a los muros del campo de entrenamiento del equipo para verle. "¿Vio cómo le quieren? Como reconociéndole su condición de pueblo", le confesaba al preparador físico, Luis Bonini.
Desembarcó en Inglaterra en 2006, en el West Ham. Se enfadó tras ser sustituido durante un partido y sus compañeros le castigaron a que se entrenara con la camiseta de Brasil durante una semana. Tévez se negó a llevar la zamarra de la canarihna. "Respeto a Brasil, pero soy argentino y no me pondré esa camiseta", sentenció. Poco después le perdonaron; salvó al West Ham de un descenso seguro a base de goles. Su excelente participación le valió para fichar por el Manchester United, donde pronto se ganó la admiración de sus seguidores. La relación con el técnico Alex Ferguson, sin embargo, tan idónea al principio como tirante al final, le costó el año anterior la no renovación del contrato. Su suplencia en la final de la Copa de Europa de 2009, contra el Barça, colmó el vaso. "No puedes discutir con Ferguson. Es como el presidente de Inglaterra. Es imposible, siempre vas a perder. Cometió un error dejándome en el banco. Es la única final que el equipo ha perdido desde que estoy aquí", explotó el Apache tras el partido. Ese mismo verano firmó por el otro equipo de la ciudad, el Manchester City, con el que ha marcado 25 goles esta temporada.
Ganarse la confianza de Maradona tampoco le ha sido fácil. Tras perder la titularidad ante Higuaín, el ariete fue suplente durante los últimos y decisivos partidos de la clasificación para Sudáfrica. Sin embargo, los goles y el sacrificio del Apache han hecho recapacitar a El Pelusa, que ha terminado por rendirse a él. "En este Mundial no hay nadie que sea ni el 30% de Messi ni de Tévez. Carlitos te emociona jugando", ha asegurado Diego. Los recuerdos de "Fuerte Apache" parecen lejanos, pero Tévez no olvida sus orígenes. Durante su etapa en Boca reconoció que de no haber sido futbolista podría haber acabado recogiendo cartones, como tantos otros en su barrio. "Otra cosa no sé hacer. Yo nací para el fútbol". Avisada queda Alemania.
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