Federer sobrevive a Falla

Solo un ataque de nervios, el brazo encogido y el corazón rugiendo explica que Roger Federer, seis veces campeón de Wimbledon, siga vivo en el torneo: el suizo acaba de vencer en primera ronda 5-7, 4-6, 6-4, 7-6 (1) y 6-0 al colombiano Alejandro Falla, que pudo ganarle en tres mangas (tuvo 0-40 y luego ventaja para sentenciar un juego que le dejaba sacando por el partido) y estuvo a punto de hacerlo en cuatro (sirvió para eliminar al campeón). El número 60 nunca se había visto en una situación parecida: el tembleque consecuente le privó de un triunfo que mereció de sobra.

Cuando Federer abandona la pista, atronadora la ovación que le despide, lleva consigo una pesada carga, la de saber que ha ganado un encuentro que debía haber perdido. El número dos del mundo se encontró ante un escenario absolutamente inesperado: solo siete tenistas le habían ganado una manga desde 2003 en Wimbledon; solo dos (Andy Roddick y Rafael Nadal) le habían ganado dos en el mismo encuentro; y ninguno, nadie, jamás, lo había logrado con la sencillez y el planteamiento humilde de su rival colombiano.

Falla, que tuvo chispazos brillantes, planteó el encuentro desde su inferioridad física y técnica. Su ejercicio ilustra el amor que debe sentir por su profesión y su deporte: en los cinco sets que había disputado hasta hoy sobre césped contra Federer solo se había apuntado seis juegos. La semana pasada, en Halle, solo le había ganado tres juegos. Y aun así, convencido de que todo era posible, el colombiano saltó a la central de Wimbledon, impecable la hierba, impresionante el escenario, para quedarse a un milímetro de la victoria. Falla es el número 60. Federer, el segundo mejor tenista del mundo. La desdibujada versión del suizo, acelerado, neutralizado en el juego de fondo e intermitente en el saque, explica también muchos de sus problemas.

"He perdido este año varios partidos que creo que debí haber ganado", ha reconocido luego. "Este creo que debí haberlo perdido. He tenido suerte".

Wimbledon ya ha empezado. Wimbledon asegura este año emociones fuertes, tan temblorosos están varios favoritos, tan afilados tienen los colmillos quienes les esperan en el cuadro. Una cosa es segura: sude o no sobre la pista, gane sin salir del vestuario o sufriendo, siempre hay que esperar a que aparezca el mejor Federer. El campeón siempre vuelve.