Los Red Bull se quitan del medio
Una mamarrachada de Webber y Vettel despeja el camino a Hamilton y Button, que firman el doblete número 46 de la historia de McLaren
Se comenta que Adrian Newey, el ingeniero más reputado de la fórmula 1 actual, no tiene demasiada consideración hacia los pilotos que conducen los monoplazas que él diseña. En el circuito de Estambul se ha visto por qué. Mark Webber y Sebastian Vettel lideraban la carrera a falta de menos de 20 vueltas para el final y, hasta ese momento, habían conseguido mantener a raya a los McLaren de Lewis Hamilton y Jenson Button. Al afrontar un tramo recto y en subida (vuelta 40), Vettel le ha metido el morro a su compañero de equipo y se ha colocado a su lado, en paralelo. Justo en el momento de pisar el freno, el alemán ha cerrado la trayectoria llevándose por delante al australiano, aunque ha sido Vettel el que se ha llevado la peor parte y ha terminado fuera de la pista, con un neumático pinchado y la dirección de su Red Bull hecha fosfatina. Al salir del monoplaza, se ha dirigido a la cámara y, con el dedo índice de la mano derecha, ha venido a indicar que la maniobra de su vecino de taller era más propia de un chiflado que de un piloto de fórmula 1. Desde el muro, Newey y Christian Horner, el director del equipo, alucinaban con la mamarrachada que acababan de ver por las pantallas y que, de un plumazo, le ha servido la victoria a Lewis Hamilton y el doblete a McLaren, el número 46 de su palmarés. Tras pasar por el garaje de nuevo, Webber ha conseguido subirse al último escalón del podio, por delante de Michael Schumacher y de Nico Rosberg. Fernando Alonso ha terminado el octavo y Pedro De la Rosa el undécimo, justo por delante de Jaime Alguersuari.
Más allá de la estupidez que han cometido Vettel y Webber, el Gran Premio de Turquía confirma, además, un par de cosas: que los bólidos de McLaren ya casi están a la altura de los Red Bull, y que Ferrari se ha quedado encallado en la evolución de su F10. Al equipo de Maranello apenas le queda margen, debe ponerse las pilas y hacerlo ya, si no quiere ver desde la barrera la gresca que se avecina entre los Red Bull y los McLaren, que en quince días, en Canadá, deberán confirmar que el botín obtenido en Estambul no ha sido un hecho aislado fruto de una concatenación de circunstancias.
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