Holanda, la gran incógnita pese a Robben y Sneijder

Quizá en este grupo habite la gran incógnita del Mundial. Es Holanda, una selección cuyos minutos de gloria quedan lejanos , tanto como en la Eurocopa del 88, con Van Basten en lo alto del podio. Mucho ha llovido desde entonces, y ya ni digamos desde la inolvidable máquina que capitaneaba Cruyff mediados los 70, y sin embargo Holanda sigue apareciendo bien colocada en la mayoría de las quinielas. Podría estarlo por su inmaculada fase de clasificación, en la que no dejó escapar un punto en ninguno de los ocho partidos. Pero ocurre que sus rivales de mayor enjundia eran Noruega y Escocia, lo que sin duda atenúa el mérito.

La razón de que Holanda concite no pocas esperanzas hay que buscarla en alguno de los nombres que engrosan su nómina. Con Robben y Sneijder a la cabeza. Ambos han deslumbrado durante la temporada, conquistando el uno con el Inter el triplete y el otro con el Bayern la Liga y la Copa, amén del subcampeonato europeo. Con Sneijder y Robben cualquier equipo dispara sus aspiraciones. A su altura debería estar Van Persie, si no fuera porque una lesión ha maltratado la temporada del jugador del Arsenal. Les acompañan en la convocatoria centrocampistas del nivel de Van Bommel o De Jong y delanteros como Huntelaar o Kuyt. Menos rango parecen tener tanto su portero, Stekelenurg, como algunos de sus defensas. En Holanda se ha abierto el debate sobre la ausencia de Van Nistelrooy, rechazado por el seleccionador, Van Marwijk, con un argumento que no todo el mundo comparte: a sus 33 años, "no está en condiciones de llegar a su antiguo nivel.

Una de las sorpresas de esta edición del Mundial es que Ibrahimovic, y con él Suecia en pleno, tengan que ver el torneo por televisión. Y la gran culpable de ello es Dinamarca, una selección que firmó una fase clasificatoria magnífica. Derrumbó en su grupo, amén de a Suecia, a Portugal, que tuvo que coger el tren en la repesca. Siempre ha cumplido Dinamarca en los Mundiales, aunque sólo sean tres sus participaciones. Sin embargo, siempre superó la primera fase, cayendo dos veces en octavos y una en cuartos de final. En sus filas no hay futbolistas de especial relumbrón, más allá de Bendtner, delantero del Arsenal, por lo que los focos se dirigen a su banquillo, donde se sienta un histórico del fútbol danés como Morten Olsen.

Y en un grupo lleno de incógnitas, qué no serás Camerún. Hace tiempo que la otrora exitosa selección africana apenas asusta en la escena internacional. Ahí está el fiasco de la pasada Copa de África para demostrarlo. Cayó el equipo en cuartos de final, ante Egipto, futuro campeón, una selección que no estará presente en este Mundial. Sigue presentando en su plantilla, a Eto'o, por supuesto, como máxima estrella. Pero no ha sido este el año de Samu. Y no por títulos, que ha logrado su tercer triplete consecutivo, sino porque su papel en el mega campeón Inter de Mourinho ha sido más silencioso del esperado. Quince goles ha marcado en 39 partidos, una cifra extraordinaria en cualquier otro futbolista que no fuera él, varado como ha estado en la banda derecha por la exitosa ideología de su técnico.

Queda como convidado de piedra Japón, que no faltado a un Mundial desde el 98, y al que su brillante fase de clasificación apenas otorga crédito alguno, mucho menos tras caer en sus tres últimos amistosos, dos ante Corea del Sur y uno ante Serbia.