Con perdón del subcampeón
Uruguay, Sudáfrica y México, escollos de Francia para los octavos
Francia tuvo que pedir perdón por acudir al Mundial de Sudáfrica. En una repesca infame ante Irlanda en la que el combinado francés debió quedar eliminado, sólo una mano de Henry que vio todo el planeta menos el colegiado evitó que les bleues vieran el Mundial desde casa. Y sin embargo, un campeón del mundo (1998), de Europa (2000) y finalista en la cita alemana de 2006 siempre tiene que partir como favorito esté en el grupo que esté. En Sudáfrica, comparten los franceses el primer cartel con México, Uruguay y los anfitriones.
Anda agitada Francia, que desde la fase de clasificación no ha recibido demasiadas buenas noticias. Ya sin el alma que los llevó a la gloria, Zinedine Zidane, los franceses lo pasaron mal en su grupo, en el que arrancaron con una dolorosa derrota en casa ante Austria. Raymond Domenech no supo enderezar el tropezón y, a trancas y barrancas, los galos cedieron el primer puesto a Serbia y tuvieron que ganarse la clasificación para Sudáfrica en la repesca, donde la débil Irlanda sólo claudicó ante otra mano de Dios. Ya con la clasificación en el bolsillo, rabiando Irlanda, les bleues no han encontrado la paz. Ni siquiera el presidente de la UEFA, Michel Platini, que fuera santo y seña de la selección francesa en los 80, les da carrete: "No veo a Francia ganando el Mundial, creo que sólo superará la fase de grupos", dijo el ex capitán una vez los suyos se metieron en Sudáfrica. Acuden además al Mundial con el seleccionador, Raymond Domenech, buscando trabajo, tras años cuestionado -desde que se quedó en la fase de grupos en la Eurocopa 2008. Su federación ya le ha buscado sustituto para después de la cita africana: Laurent Blanc, ex del Barça. Los últimos reveses han venido este mismo mes, con la baja de dos jugadores del Real Madrid: Karim Benzema, al que Domenech ha dejado fuera por su bajo rendimiento en el club blanco, y Lass Diarra, baja por problemas intestinales. Y sin embargo, un equipo que cuenta con jugadores como Ribéry, Henry, Anelka, Cisse o Abidal tiene que ser favorito sí o sí.
Con permiso, eso sí, de México, Uruguay y los bafana bafana, nombre con el que se conoce a la selección anfitriona. Es tradición que el país que celebra un Mundial pase al menos a la segunda fase y eso es lo que espera la selección sudafricana. Los antecedentes más recientes avalan esta esperanza. En la antesala del Mundial que celebraron el verano pasado en forma de Copa Confederaciones, los del brasileño Carlos Alberto Parreira pasaron la primera ronda, cayeron en semifinales ante Brasil y España tuvo problemas para dejarles finalmente en cuarto lugar. A eso deben aspirar de nuevo, a no hacer el ridículo en casa. Cuentan para ello con un ídolo, Matthew Booth, blanco para más señas, con un campeón de la Liga de Campeones, Benni McCarthy, uno de los mejores jugadores que ha alumbrado el país, y con el actual líder del equipo, Steve Pienaar, jugador del Everton inglés. Y, sobre todo, con un público entusiasta, que atruena los estadios con las vuvuzelas, unas trompetas alargadas de plástico, y que tiene el privilegio de ser el primero en presenciar un Mundial en África.
El problema del grupo A es que sus otros dos componentes no tienen pinta de ponérselo fácil ni a Francia, por muy favorita que haya de ser, ni a la anfitriona porque lo sea. México y Uruguay prometen pelea. México cuenta con un entrenador fetiche, Javier Aguirre, que se hizo cargo de la Tricolor a principios de 2009, cuando veía en serio peligro la clasificación para el Mundial. Enderezó el rumbo y ahora promete "algo histórico", en palabras de El Vasco. Hasta 10 jugadores que militan en Europa alineará Aguirre, con el barcelonista Rafael Márquez y el deportivista Guardado a la cabeza, además de Giovani dos Santos (Galatasaray) o Ricardo Osorio (Stuttgart). Estarán acompañados por un puñado de chavales que ya fueron campeones del mundo sub 17 en 2005.
Finalmente, Uruguay. Dos campeonatos del mundo en blanco y negro (1930 y 1950) son la carta de presentación de un equipo que, sin embargo, necesitó de la repesca -ante Costa Rica- para asegurar su presencia en Sudáfrica y que la última vez que superó los octavos de un Mundial fue en 1970. ¿Por qué esta vez iba a ser diferente? A lo mejor, porque esta vez el seleccionador, Oscar Washington Tabárez cuenta con Diego Forlán. Es cierto que ya estuvo en Corea y Japón 2002, pero entonces no había sido dos veces Bota de Oro en Europa, con el Atlético y el Villarreal, y no estaba considerado uno de los mejores delanteros del mundo. El goleador rojiblanco estará escoltado por Luis Suárez, que ha conseguido nada menos que 35 dianas con el Ajax de Amsterdam esta temporada. En la defensa, destacan Martin Cáceres, de la Juventus de Turín, y Diego Lugano, del Fenerbahce turco.
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