Encefalograma plano en Riazor
El Dépor encadena por primera vez en su historia diez jornadas sin ganar ante un Zaragoza que hizo lo mínimo
A estas alturas cualquier equipo que llega a Riazor sabe que juega muchos boletos a la lotería de la victoria. Tenía esa certeza el Zaragoza, que incluso apurado en la clasificación planteó el partido sin ningún tipo de estrés: sabía que atrás iba a vivir relajado y que alguna oportunidad de marcar llegaría. Se la brindó Sergio, que se despistó en un control y propició una contra que embocó Adrián Colunga. Poco más expuso el Zaragoza para llevarse los puntos y aliviarse a tres jornadas del final.
Tampoco el Deportivo le exigió. Deprimido por su propia incapacidad y por la ausencia de objetivos, el equipo de Lotina bate récords: esta tarde encadenó diez jornadas sin conocer la victoria, hito jamás alcanzado por el club en una misma temporada. Más allá de que en quince días todo haya acabado, la deriva es preocupante, por lo menos para Lotina, al que no le agrada que el equipo encare la próxima temporada envuelto en una dinámica de derrotas. Pero no encuentra la manera de remontarla. Hoy acabó el partido con tres jugadores del filial sobre el césped. Fueron de lo mejor del equipo. Incluso el que menos trazas tiene de hacer carrera en Primera, David Añón, pudo empatar casi al final con un remate de cabeza que se fue al larguero.
Deportivo 0 - Zaragoza 1
Deportivo: Aranzubía; Manuel Pablo, Rochela, Lopo, Raúl; Juca (Adrián, m. 68), Sergio; Juan Rodríguez, Lassad (Valerón, m. 60), Iván Pérez; y Riki (David Añón, m. 80). No utilizados: Manu, Laure, Colotto y Mista
Zaragoza: Roberto; Ponzio, Jarosik, Pablo Amo, Obradovic (Jorge López, m. 76); Lafita (Pulido, m. 78), Abel Aguilar, Edmilson, Gabi, Ander Herrera (Paredes, m. 63); y Adrián Colunga. No utilizados: Carrizo, Babic, Arizmendi y Uche.
Árbitro: Álvarez Izquierdo (C. T. Catalán). Amonestó a Juca, Raúl, Juan Rodríguez por el Deportivo y a Jarosik y Roberto por el Zaragoza.
Goles: 0-1, min.50, Adrián Colunga
Incidencias: Riazor. Unos 14.000 espectadores.
Hasta entonces el único plan del Deportivo había sido buscar a Riki, delantero fuerte y potente que empieza a sumir que su rol es fajarse en el cuerpo a cuerpo contra los centrales, titánica tarea que invita a la compasión cuando enfrente hay torres como Jarosik, un bigardo que no hace concesiones. El checo sostuvo al Zaragoza, a ratos tibio y hasta indolente, como si también tuviera su Liga sentenciada. Por allí, no lejos de él evolucionó durante una hora Lassad, futbolista con las mejores intenciones y el peor físico, un orfebre de la pelota que empieza a despertar inquina en sectores del deportivismo. No es el caso de Valerón, otro pelotero. Salió al campo con el marcador en contra, pero el partido estaba para él porque el Zaragoza nunca mostró intención de apretar. Con espacio para girarse y tocar en perpendicular, Valerón todavía hace un apaño. En una de esas dejó a Riki solo ante Roberto e incluso al final de todo, cuando el Zaragoza se echó atrás sin ningún pudor, dirigió las operaciones en busca del empate. Se armó entonces el Dépor, que descubrió al menos un flanco gracias a Adrián. En un tiempo no tan lejano, en la primera jornada de Liga, el Deportivo al menos tenía dos extremos, Guardado y Lafita. Hoy uno estaba en México, el otro enfrente, en el rival. "Sé que tenemos limitaciones, pero hemos merecido ganar holgadamente", dijo Lotina, al que al final del partido le preguntaron más por la próxima temporada que por lo sucedido y sentenció. "Ojalá los próximos diez años tengamos los mismos puntos a esta alturas".
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