Contador ataca y Vinokúrov remata

A Contador y a Valverde les machacó en sendas cotas Philip Gilbert, pero el terrible belga, el más fuerte sin duda en la 'Decana', no ganó la clásica que más deseada, la que le hizo ser ciclista (Gilbert nació a los pies de La Redoute, la cota más temida de las 10 que convierten en un infierno las plácidas colinas de las Ardenas, ayer bucólicas y primaverales bajo el sol): antes que él se movió otra fuerza bruta, la del kazajo Alexander Vinokúrov, alimentada por la rabia de los que se sienten maltratados y guiada por la inteligencia malévola de los atacantes irreductibles. A Vinokúrov, de 36 años, le ayudó, además, la generosidad exagerada de Alberto Contador, su compañero de equipo. Segundó llegó el ruso Alexander Kolobnev y tercero, Alejandro Valverde.

Todo ocurrió en la Roche aux Faucons, la roca de los halcones, donde Andy Schleck repitió el ataque que le dio la victoria en 2009. Con él se fue Gilbert. Detrás, la parálisis que precede a la tormenta. Evans mantuvo el tempo y Contador lo reventó con un ataque pura dinamita. Comenzaba la carrera. Habían pasado 240 kilómetros. Quedaban sólo 20. Después de Contador, en lo más duro, llegó, en el falso llano, el redoble de Vinokúrov, quien lanzó su misil cuando todos recuperaban el fuelle, calmaban las piernas. Sólo Kolobnev - maillot katiusha, alma de katiusha, más katiushas, es la guerra, es el lema de su equipo-, un alma gemela, le aguantó. Por detrás, Contador vigiló, hasta que Gilbert, con una nueva explosión de fuerza, le reventó. Por detrás, Valverde también intentó aguantar a Gilbert. Por detrás, sólo Evans, tenaz, increíblemente persistente, mantuvo la calma, pero, ay, lejos, muy lejos del dúo kazajo ruso que en el último repecho el tremendo kazajo convirtió en unidad. Contador, que finalmente entró entre los diez primeros, se abrazó feliz a un compañero de Astana que será muy importante como gregario en el Tour.

Vinokúrov, ganador de la Vuelta de 2006, ya ganó la Lieja-Bastogne-Lieja en 2005, cuando corría en el Telekom. Abandonó, expulsado ignominiosamente, el Tour de 2007 tras dar positivo por una transfusión de sangre. Regresó el otoño pasado cumplida su sanción de dos años. Regresó con la misma ferocidad, la misma fuerza, el mismo hambre. Hace dos días ganó su penúltima carrera, el Giro del Trentino, por sólo 12 centésimas ante otro castigado y resucitado, Riccardo Riccò.