Gilbert sentencia en el último muro
El belga sucede a Ivanov en el palmarés de la Amstel Gold Race
Philippe Gilbert dio a Bélgica la primera victoria en dieciséis años en la clásica Amstel Gold Race, primera del tríptico de las Ardenas, con un ataque irresistible en el Cauberg, el último de los 31 muros, al cabo de 257,3 kilómetros entre Maastricht y Valkenburg (Holanda). Desde que Johan Museeuw consiguió la victoria en 1994 ningún belga había logrado inscribir su nombre en el historial de la clásica cervecera, marcada este año por las ausencias.
La nube volcánica islandesa privó a la carrera de grandes corredores como los españoles Alejandro Valverde, Luis León Sánchez y Carlos Sastre y el suizo Fabian Cancellara, dejando la responsabilidad en las piernas de los puntales holandeses, que no ganan desde hace nueve años, belgas y también al español Oscar Freire, ganador de la Milán-San Remo. Los corredores despertaron hoy, a instancias de agentes policiales, para ser sometidos a controles de alcoholemia, una curiosa novedad en una carrera patrocinada por una marca de cerveza.
La primera escapada, en el km. 5, tuvo como protagonistas al español Rafael Valls (Servetto), a quien no le pesaron los 1.300 km. en coche que tuvo que recorrer; Staf Scheirnckx (Pharma-Lotto), Peter Wrolich (Milram), Sebastien Delfosse (Landbouwkrediet), Thierry Hupond (Skil-Shimano), Steven Van Vooren (Topsport-Vlaanderen) y Arnoud Van Groen (Vacansoliel). Los fugados cobraron rápidamente una ventaja de seis minutos, pero empezó a descender a cien kilómetros de la meta, cuando el Rabobank de Freire, y luego el Lampre empezaron a trabajar en cabeza del pelotón.
La fuga murió a 30 kilómetros de la meta. A partir de ese punto los favoritos empezaron a dejarse ver, especialmente el australiano Cadel Evans, campeón mundial, y el luxemburgués Andy Schleck. El italiano Marcio Marcato atacó en la subida al Kuisberg, poco después salió en su busca Frank Schleck, que cumplía 30 años, y se formó un corte de siete en cabeza. Rota la disciplina de los equipos, los ataques individuales se sucedieron. Damiano Cunego, Frank Schleck, Philippe Gilbert y Alexander Kolobnev se vieron solos arriba a 15 km. de meta, con dos muros por delante, pero no se entendieron.
El Katusha, con los rusos Serguei Ivanov y Kolobnev en la avanzadilla, administró sus ataques de forma que este último se adelantó a falta de siete kilómetros, pero el Cauberg, último de los 31 muros, con una pendiente media del 12 por ciento a lo largo de un kilómetro, iba a dictar sentencia. Cuando atacó Gilbert, en pleno muro, lo hizo con efectos letales. Sus rivales tuvieron que resignarse ante la potencia del belga.
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