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ESPANYOL 3 - ATLÉTICO 0

Dos guantes contra 22 botas

Descompuesta la zaga del Atlético, el Espanyol fusila tres veces a un excelente De Gea

De Gea encaró el fusilamiento con los ojos y los guantes abiertos, valiente, porque sus compañeros le vendieron. El Atlético se desconectó del duelo desde el inicio, condicionado por la próxima eliminatoria con el Liverpool, desinteresado de los asuntos menores. Lo celebró el Espanyol, que se desplegó por todo lo ancho del campo y, con tesón y tino, acabó por doblegar las muñecas de De Gea. La salvación, en sus manos.

Previsor y comedido, Quique Sánchez Flores sentó al Kun. Decisión que no sólo rebajó el potencial ofensivo del Atlético, sino que también descompuso el esquema táctico al situar a Forlán como única referencia. Un portero, cinco zagueros y dos mediocentros insulsos en la creación y remilgosos al husmear en área ajena. Mucho músculo y poco pie para resquebrajar al rival, compacto y acompasado en la desactivación.

Espanyol 3 - Atlético 0

RCD Espanyol: Kameni; Chica, Pareja, Víctor Ruiz, Dídac; Moisés Hurtado (Forlín, m.68), Baena; Marqués (Verdú, m.46), Luis García, Callejón; y Osvaldo (Iván Alonso, m.90).

Atlético de Madrid: De Gea; Ujfalusi, Juanito, Domínguez, A.López; Tiago, P.Assunçao (Raúl García, m.76); Valera (Agüero, m.56), Jurado, Reyes (Salvio, m.76); y Forlán.

Goles: 1-0, m.49: Víctor Ruiz; 2-0, m.67: Osvaldo; 3-0, m.90: Iván Alonso.

Árbitro: Sr.Ayza Gámez (C.Valenciano). Amonestó a Chica (m.42), Juanito (m.74), Tiago (m.81), Osvaldo (m.89) y Salvio (m.90). Expulsó a Ujfalusi (m.86).

Incidencias: Partido correspondiente a la trigésimo primera jornada del campeonato liguero disputado en el estadio RCDE de Cornellà-El Prat ante 32.620 espectadores. En el intermedio el piloto de Fórmula 1 Jaume Alguersuari realizó una breve exhibición.

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"Hemos acusado el desgaste"

El Espanyol, actitud dominante, gobernó incluso la pelota. Resulta que en casa pierde los complejos que le reducen en sus desplazamientos, cuando se anuda las piernas y anestesia la imaginación. Su problema, en cualquier caso, fue que se dio de bruces contra De Gea. Marqués, descarado y efervescente, encaró y dio profundidad por el costado. Callejón retorció a los oponentes con sus giros de cadera y zigzagueantes carreras. Luis García atendió a los desmarques con tanta diligencia como efectividad. Pero el punto y final del juego colectivo desembocaba en Osvaldo, por momentos desquiciado y deslucido por De Gea. Pero todo tiene un límite.

Bendito problema el del remate para el Atlético, que no probó a Kameni. Tosco y farragoso, el juego rojiblanco se engatilló con reiteración, limitado porque los jugadores necesitaban tres toques en vez de uno para asociarse. Sólo Jurado, de estilo aristocrático y movimientos de entrelíneas, resultó un recurso efectivo para armar los contragolpes y descifrar las rendijas de los pasillos interiores. Pero Forlán, desnortado porque no está habituado a la soledad, no comprendió la propuesta y corrió como una peonza, sin dirección ni intención. No remató ni se alió con Reyes, que, sin pudor, se desmarcó del encuentro.

Rendido el Atlético, se estiró el Espanyol, que trató al adversario de marioneta. Sólo los talentosos guantes de De Gea evitaron un desastre mayor. Por dos veces, a cuál mejor por la espectacularidad y la solvencia de las estiradas, evitó el portero un remate franco de Osvaldo. Tan imbatible parecía el arquero que el Espanyol tiró por lo bruto. A la salida de un córner, Callejón quebró la cadera de Antonio López, pisó la línea de fondo y centró raso al área chica, donde apareció Luis García para trazar un taconazo. Le dio de refilón, lo justo para que la pelota cayera en la parcela de Víctor Ruiz, que, desde el suelo y ya en la línea de gol, empujó el balón.

No se espabiló el Atlético, descompuesto en la defensa, horrible en las correcciones y en el desgate solidario. Así que el Espanyol remató la faena: Callejón volvió a trepar por la banda y su centro lo remató Osvaldo; e Iván Alonso resolvió un pase de Luis García tras rematar al poste. El Atlético se encogió de hombros. El partido ya no le interesaba.

Agüero, cabizbajo ante la celebración del público de Cornerllá de uno de los goles del Espanyol.
Agüero, cabizbajo ante la celebración del público de Cornerllá de uno de los goles del Espanyol.AP

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