El Atlético resiste panza arriba
Forlán y Agüero castigan a un Athletic que no aprovechó sus oportunidades
Un Atlético con el combustible en la reserva salió con vida y por la puerta grande del sobeteo al que le sometió un Athletic de físico exuberante al que le faltó definición y que cuando la tuvo se empotró en los guantes de De Gea. El portero, un pararrayos que impidió que Llorente o Toquero cobraran la ventaja que merecían, volvió a salvar de la quema a la escuadra de Quique Flores, que aguantó el chaparrón y no claudicó ante el sprint que Javi Martínez imprimió frente al equipo más exigido de la Liga. En cuanto capeó el temporal apareció de la nada Forlán, que cruzó a la red el balón en el único error que concedió Ustaritz tras una asistencia divina de Valera tras superar por dos cuerpos a San José por la línea de fondo.
Atlético 2 - Athletic 0
Atlético: De Gea; Valera, Ujfalusi, Domínguez, Antonio López; Simão, Assunção, Jurado, Reyes (Reyes, m. 81); Agüero (Ibrahima, m. 89) y Forlán (Camacho, m. 79). No utilizados: Asenjo; Perea, Juanito, Cabrera y Rubén Pérez.
Athletic: Iraizoz; Iraola, San José, Ustaritz, Castillo; Gurpegui (Susaeta, m. 60), Javi Martínez, Iturraspe (Yeste, m. 66), Gabilondo (Muniain, m. 74); Toquero y Llorente. No utilizados: Armando; Koikili, Borda y David López.
Goles: 1-0. M. 53. Valera apura la línea de fondo y asiste a Forlán, que cruza el balón dentro del área. 2-0. M. 85. Agüero, tras regatear a San José en el área.
Árbitro:Ramírez Domínguez. Amonestó a San José, Javi Martínez, Iturraspe, Yeste y Antonio López.
Unos 25.000 espectadores en el Calderón.
El gol, con toda la segunda parte por delante, resumió los poderes fácticos de este Atlético, que empata los partidos que antes perdía y gana los que antes empataba. Que se lo digan al Athletic, muy brioso pero que no gana lejos de San Mamés desde hace tres meses. Agüero evitó cualquier respuesta, por mínima que fuera, y alargó la cuenta abusando de San José con un gran regate que embocó pese a la estirada de Iraizoz en la traca final.
La mano de pintura y los continuos remaches que le ha aplicado al equipo Quique Flores, que anoche cumplió una rueda en el banquillo, volvieron a notarse en un duelo que empezó muy negro para el Atlético. Con todo sus pistoleros sobre el tapete, el grupo atacó menos que nunca sin un faro que le guiase en plenas facultades. Falto de Tiago, que no se recuperó de las molestias en los isquiotibiales que le dejaron fuera en Mallorca, y de Raúl García, expulsado en la isla, Jurado salió a la palestra con los galones de organizador del Atlético. Lo mismo dio, por más que el conjunto ya no necesite jugar de vicio para llevarse los puntos al buche. Pese a sus problemas en una rodilla, que le pasaron factura, Quique Flores prefirió al liviano mediocampista medio cojo antes que a Ignacio Camacho al completo, sólo una vez titular en el curso y la otra opción que le quedaba en el banquillo. Más no había en un plantilla que compite con los 11 titulares de siempre y tres aguadores.
Sabedor de los sufrimientos de su rival en la línea de creación, el Athletic salió en tromba con la idea de arañar puntos con los puestos que premian con la Liga de Campeones. Gurpegui fue el primero en zarandear un árbol que crujió pero no cedió como solía: el centrocampista cabeceó una falta lateral a los dos minutos que De Gea mandó a córner. Llorente fue el siguiente que puso al mozo en un aprieto con un chut desde muy lejos, aprovechando un balón sin dueño que se estrelló en el poste derecho.
El Atlético no carburaba y el cuadro de Caparrós iba al galope pese a los cortafuegos que ideó el cuerpo técnico colchonero. Quique Flores castigó a Perea por sus despropósitos en el último partido de Liga y reforzó la línea de centrales con Ujfalusi y Domínguez, dos multiusos. Rocoso en el eje, una decisión lógica frente al equipo que más goles canta de cabeza (11), el Atlético ?el que más concede a balón parado (12)? desguarneció las bandas de la última línea. El Athletic tomó nota y alternó sus ataques por las orillas de Valera, estupendo en el gol pero por momentos inconsistente, y de Antonio López, al que le falla la turbina desde hace meses. Algo por otro lado normal en el equipo más cansado de España y con una plantilla que aprovecha las lesiones y sanciones para hacer rotaciones. Unos parches que puso a prueba el grupo de Caparrós, que fue de más a menos y se descompuso en cuanto se vio por debajo en el marcador, incrédulo por el tamaño del castigo. Es lo que hay con Agüero y Forlán por medio, resolutivos y acostumbrados a vivir al día. No como Llorente, que dio otra clase de espaldas a la portería pero falló un carrusel de oportunidades. Alguna de ellas incomprensibles, como cuando Ujfalusi impidió un remate franco delante de De Gea. Por más que el preparador del Athletic intentó abastecerle con la entrada de Muniain y Yeste como refrescos de lujo, el delantero no tuvo su noche. Ni qué decir Toquero, un estajanovista del área que tampoco sorprendió a De Gea, siempre en su sitio. Pasan las lunas y el crío acrecienta su leyenda en un club que desde hace mucho vive de los mitos.
Como Agüero y Forlán, Zipi y Zape, la pareja de moda en el Manzanares. Tras el habitual intercambio de golpes, un error fatal en el que suelen caer los demás equipos, el Kun dio la puntilla a un rival directo por la Champions con un regate que casi valió más que el gol y que mantiene al Atlético al quite en la Liga aunque parezca imposible.
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