Guardiola no da tregua

No hay tregua para Pep Guardiola. Y aún menos si se la juega ante Osasuna a la búsqueda de un título, el de la Liga, que, según él, no tiene dueño: el Madrid sólo es el líder al aventajar al Barcelona en la diferencia entre los goles a favor y en contra. "Aprendí mucho de Camacho", dijo ayer avisando de la dificultad de medirse a un equipo entrenado por el que fuera su seleccionador en la Eurocopa de 2000. Será por eso que no cedió un metro a sus futbolistas para que no se distrajeran más de la cuenta y, tras la sesión, cuando se enteró de la alta demanda de entradas en el vestuario para asistir al clásico de baloncesto, les mandó a casa. Por mucho que reconociera que ver al equipo de Xavi Pascual es un espectáculo, obró en consecuencia y, si cedió a su padre el honor de recibir de manos de José Montilla, el presidente de la Generalitat, el premio de catalán del año hace una semana porque al día siguiente jugaban contra el Stuttgart, invitó a sus jugadores a ver el duelo por televisión. "Para competir por los títulos hay que llegar casi a la excelencia. Venimos de donde venimos, con la barriga llena. Cuando ven que lo podemos volver a hacer, el cansancio ya no existe", afirmó.

Guardiola piensa dar descanso a Piqué, aunque ayer no lo descartara, por un problema en una rodilla y sopesa dejar en el banco a Messi, a punto de cumplir 200 partidos con la camiseta azulgrana, justo ahora que se le señala como heredero de los cuatro grandes de la historia y se le compara especialmente con Maradona. Consciente de que está enchufado y mete un gol cada vez que estornuda (11 de los 15 marcados en los últimos cinco partidos llevan su sello) y de que el día que no esté "otros darán un paso adelante", también sabe que no hay tregua y que vienen curvas porque se acerca la visita al Mallorca y los cuartos de final de la Champions contra el Arsenal. "Veremos sus piernas, sus golpes, su estado de animo", dijo Guardiola, al que no le preocupa si Messi gana la comparación con Di Stéfano, Pelé, Cruyff y Maradona o no mientras sea feliz: "El objetivo es darle un entorno en el que se sienta cómodo para hacer las cosas que hace".

Habló Guardiola de Maradona desde la perspectiva del que le disfrutó con ojos de niño ("es lo más grande para la generación que le vio y no creo que Messi juegue para quitarle nada") e instó a rebajar la comparación: "Messi ha empezado muy rápido. Hay que dejarle que se exprese. Creo que estará entre los elegidos. Es normal que reciba elogios". Eso sí, no cree que ello genere envidias en el equipo: "Es muy querido y respetado en el vestuario".

Tampoco dio tregua a Ibrahimovic, al que pidió que siga moviéndose por el campo en vez de esperar el centro, que sea el mejor "como dice su agente" y que demuestre que puede seguir jugando al nivel que lo hizo en Zaragoza: "Ese es el Ibra que queremos. Participativo".

A Guardiola tampoco le da tregua el Comité de Competición, que le ha incoado un expediente por llamar "mentirosos", refiriéndose al acta, a los árbitros tras el partido con el Almería, en el que fue expulsado.

Las palabras exactas que Guardiola dirigió a los árbitros