El Espanyol desarma al Sevilla
Dos goles de Osvaldo atropellan a un rival sin ideas ni fútbol y que perdió muy pronto a Navas y Capel, lesionados
Apagón del Sevilla, desmañado en la construcción e inepto a la hora de girarse para focalizar la portería adversaria. Así se lo exigió el Espanyol, tan dócil para darse de bruces ante el Tenerife como bravo para maniatar a un poderoso adversario como el Sevilla, desestabilizado por el destierro inesperado en Europa a botas del CSKA ruso.
Consciente de que el Espanyol plantearía un duelo en espacios reducidos, con las líneas bien apretujadas y de intensidad extraordinaria, Manolo Jiménez dio prioridad al músculo sobre el toque. La propuesta le salió rana; los medios centros Zokora y Duscher no sufrieron en exceso para detener las embestidas rivales pero palidecieron horrores cuando el balón cayó en sus pies, incapaces de atender a las carreras de las alas, patosos para entregar el cuero a la línea siguiente. La presión blanquiazul resultó eficaz porque los medios rivales no pudieron girarse con el balón controlado, imposibilitados en visualizar el siguiente pase. Demasiados condicionantes que encallaron al Sevilla, impaciente por naturaleza en la construcción. Es un equipo de ataques cortos, pases rápidos, carreras eléctricas y remates fiados a la inspiración. Quedó anulado.
Espanyol 2 - Sevilla 0
Espanyol: Cristian Álvarez; Chica, Victor Ruiz, Pareja, Dídac; Javi Márquez (Baena, min. 76) Moisés; Marqués (Iván Alonso, min. 70), Luis García, Callejón (Coro, min. 83) y Osvaldo.
Sevilla: Palop; Adriano, Squilacci, Escudé, Navarro; Zokora, Duscher (Negredo, min. 62) ; Jesús Navas (Perotti, min. 26), Renato, Capel (Acosta, min. 43) y Kanouté.
Goles: 1-0, min. 8: Osvaldo. 2-0, min. 60: Osvaldo.
Árbitro: Mateu Lahoz (comité valenciano). Amonestó con cartulina amarilla a Osvaldo (min. 23), Callejón (min. 37), Adriano (min. 41), Squilacci (min. 50) y Javi Márquez (min. 51).
Incidencias: partido correspondiente a la 27ª jornada de Liga, disputado en el estadio Cornellà-El Prat ante 24.112 espectadores.
Perseguir a la pelota no supone para el Espanyol un problema mayor, toda vez que utiliza los contragolpes con efectividad. Es su recurso favorito, por más que juegue en su casa. Atosigaba a los futbolistas de menos pie y salía escopeteado con cinco hombres. Los dos extremos bien abiertos, Luis García con sus movimientos de entrelíneas y Osvaldo pendiente del remate. Márquez, por si las moscas, pisaba área en busca del rechazo. En una de ésas, el cuero le cayó a Marqués, en el lateral del área, que probó un centro. Infructuoso pero con el rebote de cara. Y genial, Marqués no sólo pinchó la pelota en vez de lanzar un nuevo centro de primeras, sino que en un palmo de terreno armó la pierna y sacó una asistencia precisa a Osvaldo, que le pegó con la frente a gol. Ni la vio Palop, respaldado por los pocos aficionados que se presentaron en Cornellà, sabedores de que sus manoplas han librado tantos embrollos que no se le puede achacar la cantada que les descabalgó de Europa.
Se barruntaba entonces a un Sevilla herido, que mordería por cada parcela del césped. No lo hizo, incomprensiblemente acomplejado, un tanto abatido. La factura le llegó a modo de gol. Pero la presión y por extensión el fuerte contacto del Espanyol desgajaron -Capel y Navas se lesionaron antes de que se echara el telón al primer acto, más por la caída que por la entrada- al tiempo que azuzaron a la bestia. Se recompuso el Sevilla con brío, vilipendiado en su orgullo por perder en la pillería, en la refriega. Tres tanganas, algún insulto, otras tarjetas y bienvenido al Sevilla, que se expresó al fin con rotundidad del mismo modo que se desbravó el Espanyol, con las piernas sobrecargadas. Arremetió Perotti con sus preciosistas recortes en el lateral del área, Kanouté bajó los balones e hizo jugar a la segunda línea y Adriano se catapultó por el ala. Duscher remató raso y Escudé conectó un cabezazo. Pero Cristian Álvarez, sustituto de Kameni y su tobillo a la virulé, replicó con dos paradas espectaculares. Nada se supo de Renato, que no leyó los pasillos interiores ni mezcló con los costados. Una rémora que limitó sobremanera al Sevilla, desnivelado porque los extremos corrieron mucho pero siempre sin balón.
No maduró el partido el Sevilla, con un movimiento tosco y plomizo de la pelota, con Kanouté siempre lejos del área y las alas inéditas. Por lo que el Espanyol prosiguió a lo suyo, con los contragolpes. Falló Callejón en un mano a mano con Palop pero acertó en el siguiente Osvaldo, que aprovechó otra jugada de Marqués para resolver el duelo. Una victoria reparadora que le descarga de los posibles respingos de los equipos que se codean en la retaguardia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.