El retorno del rey

El accidente que Felipe Massa sufrió en el pasado Gran Premio de Hungría y que le obligó a perderse ocho carreras abrió la puerta a un hipotético retorno a la actividad de Michael Schumacher, el hombre que más éxitos ha cosechado en la fórmula 1, que en ese momento tenía 40 años y llevaba dos y medio retirado. Tras realizar varios entrenamientos, el alemán se echó para atrás argumentando que aún no estaba completamente restablecido de los dolores que arrastraba en el cuello a raíz de una caída que tuvo unos meses antes mientras se entrenaba en moto.

Con Luca Badoer en el coche de Massa, alguien se atrevió a insinuar en una de las retransmisiones televisivas que la renuncia de Schumi no tenía nada que ver con su cuello, sino que el alemán se había puesto al volante de un monoplaza y se había dado cuenta de que sus registros no estaban a la altura de su palmarés. "¿Estáis hablando de Michael Schumacher? Venga, hombre, ¡por favor!", le defendió Pedro Martínez De la Rosa, entonces piloto probador de McLaren. Unos meses después, el Kaiser tomó una de las decisiones más controvertidas de su vida, deshizo el contrato que le vinculaba a Ferrari como asesor (y que le reportaba unos seis millones de euros anuales), dejó con cara de pasmarote a Luca Cordero Di Montezemolo y a Stefano Domenicali, el presidente y el director deportivo de la Scuderia,respectivamente, y firmó por tres temporadas con Mercedes, que reaparecerá en el circo tras 55 años de ausencia.

Por más que los haya que se empeñen en relativizar la vuelta de Schumacher, su sola presencia en el asfalto supone un aliciente más para un campeonato de altos vuelos. "Coincidir con Schumacher en la pista, tenerle delante, ha sido una sensación única. Es distinto a correr contra cualquier otro piloto. Él es siete veces campeón del mundo, es una leyenda", reconocía Lewis Hamilton en Montmeló, durante los últimos ensayos de pretemporada. "Si has conseguido siete títulos eres una leyenda. Un título o dos, eso significa respeto. ¿Pero siete? Eso es legendario", le piropeó el campeón del mundo más precoz de la historia. "¿Qué ha sentido al volver a correr con él?", le preguntaron a Fernando Alonso. "Exactamente lo mismo que con cualquiera de los demás", respondió el asturiano, el hombre que hizo caer el mito.

La reaparición del heptacampeón es tan atractiva como arriesgada. Su currículo está demasiado inmaculado como para emborronarlo ahora con una segunda etapa funcionarial. En cualquier caso, es difícil imaginárselo a estas alturas subido a un coche de media tabla. Si ha decidido volver a enfundarse el mono es porque tiene garantías de que dispondrá de un bólido competitivo, el que le confeccionará su amigo Ross Brawn, vigente campeón del mundo por equipos además de ser la única persona capaz de influirle tanto como para convencerle. "Tener a Michael al lado es bueno para mí, yo tampoco iré despacio. Es un gran reto, tiene mucha experiencia, y seguro que puedo aprender de él", comenta Nico Rosberg, su compañero de equipo. "El único consejo que le doy a Nico es que salga de ese equipo inmediatamente. Sabiendo lo que yo sé, si uno que está al lado de Schumacher tiene opciones de proclamarse campeón, es que puede hacerlo en cualquier parte", alerta Rubens Barrichello, eterno escudero del piloto de Kerpen. "La temporada arranca por fin. Me siento como un niño que espera el día de Navidad. Estoy perfectamente preparado físicamente, y lo más importante, he recuperado toda mi energía. Cuando me retiré, mis baterías estaban agotadas. Ahora las vuelvo a tener a tope", advierte Schumacher.