El Anderlecht sí dio miedo
El equipo belga arrasa al Athletic en un partido sin incidentes
El estadio lo tomó la policía y el terreno de juego el Anderlecht. Los primeros, que detuvieron antes del encuentro a una cincuentena de ultras belgas, mantuvieron a raya a las dos aficiones que compitieron en cánticos y entretenimientos varios. Los segundos mantuvieron a raya al Athletic incapaz de inventar algo que no fuera lanzar misiles a la cabeza de Llorente, ya fuera desde la defensa o desde las bandas. Llorente, sólo Llorente parecía que jugaba contra 11 futbolistas del Anderlecht que jugaban con criterio, con una velocidad más que el Athletic, con más desparpajo, con más chispa y con las gotas de ingenio que salpican tipos como el pequeño Boussoufa o el gigante Lukaku. Ellos solitos se merendaron a la defensa rojiblanca (de blanquiazul) de dos bocados como si aún no hubieran abierto del todo los ojos tras la siesta. A los cuatro minutos ya perdía el equipo de Caparrós sin haber sudado siquiera la camiseta. Fue una jugada al primer toque entre cuatro futbolistas del Anderlecht que resolvió Lukuka con un misil raso. El segundo fue un centro de Lukaku que San José, desquiciado toda la noche, insertó en su portería.
Anderlecht 4 - Athletic 0
Anderlecht: Proto; Gillet, Mazuch, Juhász, Deschacht; Van Damme, Kouyaté (Sare, min.73), Biglia; Legear (Suárez, min.80), Boussoufa y Lukaku (De Sutter, min.66).
Athletic Club: Iraizoz; Iraola, San José, Amorebieta, Castillo; Susaeta, Orbaiz (Muniain, min.46, Gabilondo, min.58) , Javi Martínez, Yeste; Toquero (De Marcos, min.52) y Llorente.
Goles: 1-0, min 3: Lukaku. 2-0, min.26: San José, en propia puerta. 3-0, min.49: Juhasz. 4-0, min.68: Legear.
Árbitro: Thomas Einwaller (Austria). Mostró tarjetas amarilla a los locales Deschacht y Lukaku, y a los visitantes San José, Yeste y Amorebieta.
Incidencias: Lleno en el Estadio Constant Vanden Stock. Unos 19.500 espectadores, de los cuales unos 1.100 hinchas vascos. Noche fresca y húmeda y terreno de juego algo embarrado. Partido de vuelta de dieciseisavos de final de la Liga Europa.
De la intimidación psicológica en las calles se pasó a la intimidación futbolística de un equipo, el Anderlecht, mucho más trabajado que el Athletic, con infinita superioridad física y una ambición de principio a fin.
Lo primero que sucumbió fue el medio campo rojiblanco. Orbaiz ni estaba ni se le esperaba porque siempre llegaba tarde y Javi Martínez tropezaba con dos tipos de envergadura (Kauyat y Van Damme). No es que el Athletic cuente mucho con esa línea de fuego para atacar pero le resulta imprescindible para defender. Y se desinfló, se difuminó como una pompa de jabón.
Y los goles caían y caían en la portería de Iraizoz con el Athletic suspirando por adelantar el reloj de un manotazo y el Anderlecht suspirando por pararlo para seguir disfrutando de las habilidades de Boussoufa, el cuajo de un niño de 16 años (Lukaku) o la potencia de un exterior, Legear que marcó un gol antológico desde fuera del área para redondear la noche púrpura. Le faltan muchas yardas al Athletic para cazar al Anderlecht. Por muy alto que sea Llorente nunca llegará al cielo para recoger un bombardeo masivo de misiles. Y para colmo se lesionó Muniain para cerrar el saco de las malas noticias.
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