Misión imposible en Vitoria
El Caja Laboral cae con el Khimki y se aleja de la 'final four'
La vida, europea, desde ayer para el Baskonia tiene mala pinta. Un clásico de la final four amenaza con no viajar a Paris tras sucumbir ante el Khimki ruso de Scariolo, Raúl López, Cabezas y compañía, tras robarle cuerpo, el alma, la autoestima y la energía. Se la robó Raúl López con un ejercicio de inteligencia acompañado de la anotación oportuna. Y se la robó el general McCarthy con un porcentaje de anotación de los que no sólo laminan al contrario sino que le aburren, le entristecen, le languidecen, le echan del campo. Todo lo que tú puedes hacer, lo friega un tipo que casi nunca falla y casi siempre mejora lo que tú haces.
Así no hay quien juegue. Y menos un Caja Laboral que se pareció poquísimo a lo que suele ser, incluso con un renqueante Splitter sobre la cancha. Había más munición en el Khimki y, para cabreo del Baskonia, la utilizaba mejor. Misión imposible para el equipo de Ivanovic que tiraba del banquillo como un abogado tira de testigos con tal de que hayan visto la luz del sol.
CAJA LABORAL, 71; KHIMKI, 82
Caja Laboral: Ribas (7), English (5) San Emeterio (2), Teletovic (17), Eliyahu (17) -cinco inicial-, Huertas (10), Splitter (15), Herrmann (2), Oleson (2), Dean, Barac (2).
Khimki: López (18), Langford (14), McCarthy (23) Jankunas (4), Javtokas (7) -cinco inicial-, Mozgov (4), Cabezas (2), Dmitriev (2), Gubanov (3), Fridzon (5).
Árbitros: Brazauskas (LIT), Christodoulou (GRE), Viator (FRA). Señalaron técnica a San Emeterio (m. 8). Eliminado Mozgov (m. 33).
Raúl López y McCarthy tenían más munición que el Baskonia
Los triples valen cuatro puntos. Oficialmente son tres, pero la reiteración suma un punto más: cada triple pertinaz, le quita un punto al rival y a eso se aplicó el equipo de Scariolo con un ejercicio de puntería que le incrementaba la tranquilidad en la misma medidas que evacuaba el nerviosismo en el rival.
Nunca se sintió capaz el Caja Laboral de superar al rival, pero tampoco entregó la toalla. Siempre por debajo en fluidez y acierto, consiguió el equipo de Ivanovic llegar vivo al último cuarto con distancias asimilables a poco que flaquease la muñeca de los tiradores de Scariolo. El problema es que no flaqueó y la precipitación se fue apoderando del ansia del Baskonia que lo mismo anotaba con dificultad que fallaba con facilidad. La típica diferencia entre quien se siente ganador y quien se siente posible perdedor, por mucho que su orgullo se lo permita.
La vida, europea, del Caja Laboral se complica. Hoy por hoy se encuentra dos peldaños por debajo del Olympiacos y del Khimki con sólo tres partidos para subir los escalones de dos en dos. Ambos serán fuera, ante griegos y rusos.
No es el Baskonia un equipo al que le asusten los retos, pero va a necesitar la mejor versión de Splitter, como líder, y un porcentaje de acierto superior al manifestado hoy. Tampoco la dirección en el parqué (Ribas, Marcelinho, Singletary) parece conectar con las necesidades del colectivo. Será algo así como el no va más para Ivanonic y los suyos.
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