Salgado propulsa al Bizkaia BB
El base bilbaíno lidera un rotundo triunfo ante el Brose alemán
Había cautela con la muchachada del equipo alemán. Y se notó en el primer cuarto al que el Bizkaia BB acudió bajo un cierto adormecimiento. Así, consintió una ventaja que más que decisoria en el marcador (cinco puntos abajo) alimentaba la autoestima de un equipo que partía como la pera en dulce y se le había atragantado tanto al Panellinios (con quien perdió con dignidad) y al Benetton, al que ganó con sorpresa.
Y entonces surgió Javi Salgado para cambiar el biorritmo del partido y de su equipo. Y su efecto fue tan contagioso que, de pronto, todos comenzaron a jugar bien. Algunos habían apuntado maneras: Banic y Warren, sobre todo. Pero la electricidad del base bilbaíno recargó las pilas de un equipo que, de nuevo, pudo contar con la mejor versión defensiva de Moiso y la entrega impagable de tipos tan bragados como Mumbrú. Fue cambiar el ritmo y dominar el rebote y el Brose alemán se deshizo como un hielo en el agua. Ante Moiso y compañía, los jugadores del equipo alemán parecían estar cazando moscas cada vez que el aro o el tablero devolvían el balón. Y un equipo sin rebote está condenado a un porcentaje de acierto en el tiro que el Brose dista mucho de poseer.
BROSE BASKET, 55; BIZKAIA BB, 76
Brose Baskets: Roberts (6), Goldsberry (-), Jacobsen (12), Suput (7), Pleiss (2) -cinco inicial-; Tadda (-), Gavel (2), Garret (4), Wyrick (-), Elton Brown (22) y Taylor (-).
Bizkaia BB: Javi Rodríguez (4), Warren (14), Mumbrú (5), Hervelle (4), Moiso (6) -cinco inicial-; Salgado (12), Blums (3), Banic (18), Markota (2), Seibutis (5), Vázquez (3) y Hampl (-).
Árbitros: Jungebrand (FIN), Vyklicky (CHE) y Zarif (ISR). Sin eliminados.
I6.800 espectadores en el Jako Arena.
La electricidad de Javi Salgado recargó las pilas del equipo y todos jugaron mejor
En un santiamén cerró el Bizkaia el partido con un segundo cuarto estruendoso (6-21) que dejó la moral de su oponente por los suelos. Jacobsen, el ex del Caja Laboral, su tirador con pedigrí, se enzarzó en batallas personales que le dieron menos puntos de los que su calidad exige y, a cambio, Warren, Banic & cía iban machacando la canasta rival como un martillo imperturbable. El Brose vivía de Brown: uno contra el mundo.
Era autopropulsión pura. La de un equipo que parece haber recuperado la autoestima, el primer trabajo de su técnico Katsikaris: convencer a la plantilla de que eran mucho mejores de lo que estaban siendo hasta ahora. La asignatura se va aprobando, más aún cuando en el descanso el Bizkaia se sabía con la tercera victoria consecutiva en la Eurocopa que prácticamente le clasifica para los cuartos de final, paso previo a la final four de Vitoria.
Tan cómodo fue todo, comiendo de la mano de Salgado, que incluso el técnico griego pudo dar minutos a todo su plantel, incluidos los menos utilizados, Paco Vázquez y Seibutis, y el joven Hampl que había viajado con el equipo. Más cómodo de lo previsto, más fácil de lo esperado, más goloso de lo que se antojaba ante un rival que nació crecido pero se empequeñeció por culpa de un base chiquitín, puro talento.
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