Kanouté sostiene al Sevilla

Obligado por los dos tropiezos seguidos en su propio estadio, el Pizjuán, el Sevilla asaltó El Molinón con toda su artillería. A la séptima cayó el fortín que había montado el Sporting en su campo. Al principio y al final pareció en condiciones de salvar un punto, pero en todo momento pareció jugar a remolque de su rival , que vuelve a postularse como la alternativa a la dictadura que imponen los dos grandes en la Liga.

Los primeros escarceos hicieron creer que el Sevilla iba a pagar las bajas en su defensa, que obligaron a Jiménez a alinear a Adriano de lateral derecho y a Konko en el centro, junto a Dragutinovic. La inédita pareja de centrales le dio espacio y tiempo a De las Cuevas en el minuto 2 y el alicantino apuró a Palop, que desentumeció músculos con un paradón. A la salida del córner, Gregory se lanzó en plancha, totalmente solo, y el balón se perdió junto al poste derecho del guardameta del Sevilla.

La doble oportunidad animó la gélida noche gijonesa, pero pronto quedó claro que era una ilusión óptica. En cuanto el centro del campo sevillista se puso a trabajar y entraron en juego los genios de las bandas, Jesús Navas y Perotti, se acabó el debate. Una vertiginosa pared Navas-Kanouté permitió al africano conectar un zurdazo en el área imposible para Juan Pablo.

El gol dio confianza al Sevilla, que sorprendió al juntar durante un buen rato a Navas y Perotti en la banda derecha. José Ángel, titular por la lesión del internacional sub 21 Canella, no daba abasto. Con el Sporting tambaleante, el Sevilla tuvo el mazo en la mano para provocar el KO. Pero Gregroy salvó bajo palos un remate de Navas y un cabezazo de Romaric rozó el poste con Juan Pablo de nuevo batido. En esos minutos el Sevilla lo hizo todo bien, pero echó de menos la contundencia de Luis Fabiano, lesionado, o de Negredo, de nuevo suplente.

Superada la crisis, con más garra que otra cosa, el Sporting volvió a animar a su gente en la recta final del primer tiempo. Palop mostró su categoría en una falta de José Ángel y después contempló desde muy cerca como Diego Castro mandaba alto un remate mordido desde el punto de penalti. Un cierre del primer tiempo que daba esperanzas de que el partido se reactivase tras el descanso.

Ocurrió todo lo contrario. Tras la exhibición de sus artistas, el Sevilla ofreció su versión más metalúrgica. Era el momento de gente como Zokora o Romaric, que impusieron su ley para frenar los intentos del Sporting. Apenas pasó nada en el segundo tiempo, aunque Palop se llevó un buen susto cuando Barral le ganó la espalda a Dragutinovic y se plantó con ventaja en el área. El ariete estampó el balón en el lateral de la red y por ahí se fueron las últimas esperanzas de los gijoneses.

Por otra parte, grupos ultras del Sporting y el Sevilla protagonizaron un duro enfrentamiento en Gijón en las horas previas al comienzo del encuentro que se saldó con una docena de heridos que tuvieron que ser ingresados en el Hospital de Cabueñes y numerosos desperfctos en establecimientos y coches.