El Valencia fluye ante el Lille

El Valencia se tomó en serio por primera vez la Liga Europa y el Lille salió trasquilado de Mestalla. Necesitaba ganar para viajar a Génova en la última jornada dependiendo de sí mismo. Le servirá un empate. Y lo hizo con autoridad y estilo. Subido en la cadencia de Banega, la astucia de Mata y las ganas de Joaquín, que marcó dos goles en el mejor momento, cuando dispone de un mes por delante para cubrir con toda la dignidad posible la ausencia del lesionado Silva.

Emery, además, encontró una nueva variante para sustituir al grancanario. Adelantar la posición de Banega, que actuó casi de media punta con el mismo buen gusto con el que juega de mediocentro. Y repitió, como ante el Barça, la opción de Mata como primer delantero cubriendo la baja ayer por sanción de Villa. El resultado fue un Valencia fluido y generoso que dejó al Lille a la altura del tobillo.

El ojo clínico de Mata le permitió darle un pase milimétrico a Joaquín en el descorche del encuentro. Raso y desde la izquierda, lo filtró entre las piernas de los defensas y los brazos del portero Landreau. Justo para que llegara Joaquín a embocar. Mata tuvo un arranque espectacular, en un recital de pases, desmarques y remates que abonaban la apuesta de Emery. El técnico prefirió la movilidad de tres pequeños en el ataque (Pablo, Banega y Mata) antes que la fuerza de los dos delanteros aspirantes a suplir a Villa (Zigic y Miku, ambos en el banquillo). Sin tantas responsabilidades defensivas, cubiertas por Maduro y Marchena, Banega se sintió más libre para crear cerca del área contraria. Sinónimo de pases a la espalda de los defensas con ventaja para los atacantes. Mata, en concreto, se precipitó al rematar de primeras con el exterior. Estaba solo.

El Valencia jugó a placer la primera parte. Apuntalado en todas las líneas por la elasticidad de Moyà, la superioridad de David Navarro y el alto ritmo de Marchena, tanto en la recuperación como en los pases. En uno de ellos, en vertical desde unos 25 metros, vio el desmarque de Joaquín por el carril del ocho. El control con la derecha del gaditano fue para sibaritas. Y el disparo inmediato con la izquierda sorprendió al meta Landreau.

La distancia de dos goles le dio la tranquilidad al Valencia que le había faltado el pasado sábado ante el Mallorca. Pero no a Miguel, que embistió por detrás a Gervinho dentro del área con la indulgencia del árbitro inglés. Las buenas referencias del Lille quedaron en papel mojado para el conjunto de Rudi García, que introdujo dos cambios en el descanso.

Pero el Valencia estaba ya cómodo a la contra y un despeje orientado de Bruno ponía a prueba la habilidad y velocidad de Mata. Superlativas ambas ante la llegada por detrás de los dos centrales, a los que desplumó con un frenazo en seco. Y a continuación engañó a Brandeau al palo corto.

La brecha en el marcador permitió a Emery darle descanso a algunos de los titulares (Joaquín, Marchena y Mata) pensando ya en el partido de Liga el domingo en San Mamés. Y darle bola a gente tan necesitada como Miku, Jordi Alba y, especialmente, Manuel Fernandes, que debutaba en la temporada.

El partido, sin embargo, se ensució en el último tramo y, de los poco habituales, salieron reforzados otros dos: Alexis, esta vez muy firme en el centro de la defensa; y Maduro, atento y limpio al cruce por detrás de Marchena en el medio del campo. El Valencia llega a San Mamés con el prestigio intacto y el ánimo por las nubes.