Falsas apariencias

Las dinámicas en el fútbol, inexplicables a veces, te llevan al éxito o al fracaso. Las negativas, corrompen, merman y oprimen el talento. El Villarreal ha entrado en ella. Los resultados no acompañan al juego que ofrece. Con gusto y ortodoxia llega, y mucho, al área contraria. Pero no remata y sí lo hace el contrario con mucho menos. Una vez más le pasó ayer ante un rival dinámico, muy físico y con limitaciones técnicas. Un gol en contra y derrota.

Ubicado Cazorla por momentos en la mediapunta, partía Rossi desde la banda izquierda trazando diagonales difíciles de contener para los fornidos defensores austriacos, que en el primer minuto de juego contemplaron un precioso eslalon del italiano que el portero del Salzburgo abortó con grandes reflejos, al igual que haría a los 25 minutos de juego tras un disparo de Cani en la jugada más elaborada del Villarreal en lo que va de temporada. Por cierto, la gran parada de Guftafson, desviando el esférico a saque de esquina, no fue vista por el asistente de área. Para visitar al oftalmólogo.

El inicio brillante del Villarreal tuvo continuidad aparente. El balón le pertenecía. Las ocasiones, en cambio, quedaban repartidas. Con menos retórica y elaboración, el Salzburgo contestó a cada una de las asiduas llegadas amarillas. El conjunto austríaco se basaba en un plan nada rebuscado. La búsqueda directa de Janko, el pasado Bota de Bronce, es el recurso básico y más utilizado por los austríacos, que hacen valer su poderoso físico. Lo sacaron a relucir en el minuto 21 en un saque de falta lateral que Janko punteó a gol. Una vez más, Diego López, a pesar de medir cerca de dos metros, no intimidó al quedarse a la sombra del larguero. La historia se repetía una vez más. Un Villarreal más plástico que práctico. Para hacérselo mirar.