"Obama no es madrileño"
Cerca de 400 españoles aterrizan en Copenhague para seguir la votación olímpica
El primer avión de la numerosa delegación española (casi 400 viajeros, entre políticos, empresarios, representantes de las subsedes de la candidatura y 150 periodistas) ha aterrizado en Copenhague al filo de las cuatro de la tarde. La máxima autoridad del vuelo especial 4850 (vetado a los reporteros, que se desplazaron en otro aparato), una aeronave de Iberia con una gigantesca mano multicolor estampada en el costado, era la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Había embarcado a pie de pista con el abrazo de despedida del ex alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, tres horas antes, para sentarse en la primera fila del aparato, cargado de símbolos de la candidatura, desde las servilletas a las mantas, y hasta el saludo del comandante, hablando de la corazonada. Aguirre será una de las 11 representantes españolas en defender pasado mañana que Madrid sea sede de los Juegos Olímpicos en 2016. Un discurso preparado por la candidatura en la que en dos minutos y medio y en francés, glosará los méritos de la ciudad aspirante, que gobierna su gran rival, Alberto Ruiz-Gallardón. "Yo tiro más a lo anglosajón, pero haré lo que pueda", dijo, arrastrando una maleta roja, eso sí, distinta de la distribuida por la organización, que llevaba la inevitable mano estampada. Y se despidió, como ensayando, con una frase en francés.
En las cintas de equipajes, aún ignorantes de que uno de los grandes del deporte español, Rafael Nadal, no estará en el momento de la decisión, se han mezclado sindicalistas (como José Ricardo Martínez, el dirigente regional de UGT), con políticos (los portavoces de la oposición municipal en Madrid, Ángel Pérez (IU) y David Lucas (PSM), siempre flanqueando al secretario general de los socialistas madrileños, Tomás Gómez, y deportistas como la espigada Amaya Valdemoro, jugadora de la selección nacional de baloncesto, la última incorporación al séquito de deportistas que apoyarán en Copenhague con su presencia las oportunidades de Madrid. "Está difícil", decía, "el tema de Obama da que pensar, es un ganador nato". Amaya, a sus 33 años, ha ganado dos anillos de la WNBA, y vivido dos
Juegos, con esa imagen tan emocionante en su memoria de entrar en el anillo olímpico de Atenas 2004. "Es el momento del deporte por excelencia". Por allí pululaban el atleta Fermín Cacho, doble medalla olímpica en 1.500 metros: "Los Juegos", decía, cambian el deporte de un país, como ocurrió con los de Barcelona". La cuenta parecía incesante... el waterpolista Manel Estiarte, Miguel Induraín, Marta Domínguez y, si, Gemma Mengual, que hizo esperar al avión y tuvo que ser alertada por megafonía porque se había confundido de puerta.
"Yo he estado compitiendo siempre con gente más grande que yo, en lo personal y lo deportivo", había contado, muy convencido, Manolo Santana por la mañana en la cola de la facturación, "y he conseguido ganar, como aquella vez en Wimbledon. Y esto es lo mismo. Podemos. Tampoco hay que pensar en Chicago". El legendario tenista, ahora miembro del Comité Olímpico Español, que conquistó la ensaladera en 1966 cuando España no sabía cómo era jugar en hierba, decía:"Creo que estamos a punto de conseguirlo, la candidatura nos ha trasmitido una grandísima ilusión".
Santana atraía las cámaras entre la legión de maletas rojas que atacó la T4 de Madrid. En algún momento, la pintoresca delegación se mezcló con una manifestación de taxistas, que subieron a la zona de salidas de la terminal entre gritos y pitidos en protesta por los conductores pirata. "Que vaya Obama nos preocupa lo justo", aventuraba Arturo Fernández, el presidente de los empresarios madrileños, alineado en la fila con Pedro Castro, presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias, alcalde socialista de Getafe y representante de la subsede olímpica de remo y piragúismo: "Si no hay proyecto, no hay efecto", añadía Castro.
La insistencia en el grado de ejecución de las instalaciones (cerca de un 80%) de Madrid 2016, constituía el talismán al que se agarraban todos, al menos públicamente, frente al encanto de Barack Obama, el hombre del año, y la privilegiada posición en las quinielas de Río.
El más pesimista fue el concejal Ángel Pérez: "Está complicadito. Es que esto es imprevisible. Si se otorgasen los Juegos por proyectos tangibles, nos lo llevaríamos. Pero importan mucho los criterios subjetivos", aludiendo quizá a aquella vez, hace cuatro años, en que un arrollador Tony Blair se llevó en Singapur unos juegos para Londres con un proyecto casi virtual. Y además, apostilló el edil, "Obama no es madrileño".
El optimismo de Gallardón, las gestiones del Rey y las disculpas de Coghen
La rueda de prensa que la delegación española ha ofrecido a última hora de la tarde ha vuelto a manifestar el optimismo de los representantes de la candidatura madrileña. Ruiz-Gallardón se ha mostrado "absolutamente seguro de que todos los madrileños y los españoles que el próximo viernes sigan la presentación se van a sentir orgullos de la candidatura, de la ciudad de Madrid y de la Nación española". Y el presidente del Comité Olímpico Español (COE), Alejandro Blanco, ha remachado que "será un impacto para todos aquellos que la vean". Coghen ha pedido disculpas a Río por las palabras del vicepresidente del COE, José María Odriozola, que señaló que la ciudad brasileña era la peor de todas las candidaturas. Mientras, el Rey, según ha desvelado el alcalde de Madrid, se movía por los pasillos para hacer gestiones entre los integrantes del Comité Olímpico Internacional (COI) en favor de la candidatura española.
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