Valverde pasa con nota el descenso
El líder responde a los ataques de Samuel Sánchez, que echan a Gesink del podio
La Vuelta de la montaña acabó (porque acabada está) con la tensión de un resbaladizo descenso. Paradojas de una carrera que Valverde va a ganar a lo Abraham Olano, diseñador actual del recorrido, estando donde hay que estar y contando con un equipo poderoso. Quedaba la sierra como último test y ahí subiendo lo único que ocurrió es que se hundió Robert Gesink, un escalador, quizás padeciendo las secuelas de su última caída. Bajando Navacerrada se vivió la tensión que siempre acompaña a un descenso bajo la lluvia y más si sucede en las postrimerías de la carrera. Samuel Sánchez, obligado por su jerarquía, lo intentó dos veces, y las dos se le pegó como una lapa Alejandro Valverde sin mayor esfuerzo. Samuel entendió el mensaje y quemó su última baza en su terreno más propicio. El asturiano pasa por ser el mejor bajador del pelotón y disparó su último tiro. Pero Valverde esta vez no sólo se le pegó a la rueda sino que en las primeras curvas incluso le enseñó su tubular trasero y condujo buena parte del descenso. No había mucha posibilidad de que Samuel descolgase a Valverde. La tensión radicaba en el riesgo asumido por ambos. Una caída en un terreno tan peligroso podía arruinar en un segundo el esfuerzo de 19 etapas.
Un par de curvas llevaron a ambos corredores a los pretiles que separaban la carretera del barranco. La precaución se impuso y poco a poco uno tras otro fueron enganchando los otros compañeros de fuga con la vista puesta en el triunfo de etapa y en descolgar lo máximo posible al doliente Gesink, que perdió el podio. Lo primero lo consiguió Juanjo Cobo, que fue el más potente y el más inteligente en el ataque final, seco, duro. El grupo de favoritos se miró, dudó y cuando Dani Moreno emprendió su enésima caza, ya era demasiado tarde. Cobo es un tipo poderoso que celebraba así su convocatoria para el Mundial de Mendrisio en sustitución del dopado Héctor Guerra en la modalidad de contrarreloj.
Nadie pudo con Valverde ni subiendo ni bajando. Subiendo lo intentó el Liquigas, es decir el habitual detonador de pelotones que es el polaco Szmyd. Su marcha es brutal. Su problema es que Basso se muestra siempre incapaz de rematar el trabajo. Cuando Szmyd se retira, Basso no está allí. Bajando lo intentó Samuel, pero allí si estuvo Valverde y la lluvia para meter miedo. Valverde y Samuel, buenos llegadores, avistaron el triunfo de etapa, también Tiralongo, el escalador italiano, que lo intentó un par de veces. Quien más quien menos se sentía un ganador en potencia, aunque el final invitaba a los ciclistas caballones, a los galgos poderosos. Y en eso Juanjo Cobo tenía mucho que decir. Valverde también se fue a gusto con la Vuelta en el bolsillo (la contrarreloj de mañana en Toledo no es una amenaza para él) y con 16 segundos más de ventaja gracias a las bonificaciones. Samuel, contento con el trabajo cumplido (le tocaba atacar y atacó).Y el resto por estar ahí, que no era poco. Dolorido, Gesink que perdió el podio cuando menos se lo esperaba.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.