Ferrero espera a Murray
Verdasco cae ante el croata Ivo Karlovic, que se medirá a Federer en cuartos, por 7-6 (5), 6-7 (4), 6-3 y 7-6 (9)
Juan Carlos Ferrero es el único tenista que le queda a España en Wimbledon. El ex número uno del mundo ha derrotado 7-6, 6-3 y 6-2 a Gilles Simon, el número siete, y su triunfo le ha catapultado hasta el partido más emocionante del torneo: será el miércoles, contra Andy Murray, el héroe local, que acaba de vencer a Stanislav Wawrinka (2-6, 6-3, 6-3, 5-7 y 6-3) tras casi cuatro horas de partido; y en la central de Wimbledon, que hoy ha estrenado su millonario techo. Casi nada. El torneo, sin embargo, nunca volverá a ser el mismo. Wimbledon siempre fue un torneo disputado al aire libre y con luz natural. Hoy en la central se ha jugado a cubierto y con los focos encendidos, cuando el sol se había puesto hace horas. Londres estrenó su millonario techo, se convirtió en un torneo 'indoor' y casi pagó el precio de ver eliminado a su favorito.
Ferrero, espléndido en la gestión de los riesgos de su tenis de ataque, jugará con el público en contra ante un tenista que ya le ganó hace dos semanas en las semifinales de Queen's. Esta vez, sin embargo, el partido será distinto. Ferrero entró en aquella ocasión en el vestuario del club de Londres maldiciendo los dolores de su cuerpo, que le disminuyeron durante el encuentro. El miércoles, cuando salga a la pista, no sentirá nada parecido. No habrá dudas instaladas en su cerebro. Justo lo contrario de lo que le ha pasado hoy a Fernando Verdasco, derrotado por Ivo Karlovic (7-6 (5), 6-7 (4), 6-3 y 7-6 (9).
Antes del partido del madrileño, la alarma. El chico llega tarde al entrenamiento. A su alrededor se forma un cónclave de entrenadores, sparring, fisioterapeuta, familia y amigos. Verdasco se entrena luego, lleva sus raquetas a encordar, esta vez a 21 kilos, por aquello de intentar formar un muelle para restar los saques de Karlovic...y llama al teléfono del doctor Cotorro. "Le dolía por detrás de la pierna", cuenta luego el médico; "pero no es nada. Son las típicas agujetas de estar cinco horas agachado para jugar en hierba". Así se las gastan los botes bajos en el césped. Así, mucho peor, mucho más desesperante, mucho más doloroso para el ánimo, la concentración y el alma, se las gasta el servicio de Ivo Karlovic: 35 aces hoy contra Verdasco y nadie que le haya roto el saque en más de 120 juegos de servicio, todos los disputados entre Queen's y Wimbledon.
¿A qué conclusión llegaron los técnicos de Verdasco tras ver decenas de vídeos sobre el croata? "A ninguna. No hemos encontrado ningún patrón de saque", reconocía antes del partido Darren Killer Cahill. "En el servicio de Karlovic, todo tiene que ver con su confianza, y en este momento tiene mucha: este año, en dos torneos sobre hierba, nadie ha conseguido romperle el saque". El entrenador australiano empleó el entrenamiento de la mañana en pedirle a Verdasco que ante cada servicio del croata diera un pase hacia atrás para luego dar un salto hacia delante, a la búsqueda del misil que se llegaba en su camino. "Le he pedido eso por tres cosas", dijo luego, con la cara empapada en sudor. "Primera, para que Karlovic no entre en una rutina de saque. Segunda, para darle algo en lo que pensar sobre el tipo que le resta. Y tercera, para que Fernando tenga más tiempo de reaccionar".
Algo de éxito tuvo la táctica. Tras casi tres horas de juego y una interrupción por la lluvia, Verdasco se colocó en el tie-break de la cuarta manga con saque para meter el partido en la quinta y decisiva. Karlovic le contestó con una derecha cruzada que desmiente el mito de que es un tenista de un solo golpe. Ése latigazo liquidó el encuentro. Verdasco, número ocho del mundo, ya no juega en Wimbledon. Karlovic, sin embargo, ya tiene nuevo objetivo: Roger Federer, vencedor ayer de Robin Soderling (6-4, 7-6 y 7-6).
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