Un pulso sobre la arena

Hasta el año pasado, cualquiera que quisiera disputar el Rally Dakar subido a una KTM tenía que disponer, al menos, de 25.000 euros, el precio de venta de la 690 Rally, el modelo de la firma austríaca que ha ganado las últimas ocho ediciones de la carrera por etapas más dura que existe. Por el contrario, tomar parte en la prueba con una Yamaha o una Honda preparada con un kit especial salía por unos 12.000 euros menos. La hegemonía de KTM en las competiciones de raids de los últimos años es tremenda, tanto en el Dakar como en el Mundial de la especialidad. Es por eso que, con la intención de abrir la puerta para que otras marcas se involucren, la Amauri Sports Organisation (ASO), le empresa que organiza el Dakar, ha decidido limitar la cilindrada máxima de las motos a 450cc, una medida que se dio a conocer anteayer y que, en menos de 24 horas, ya ha tenido una respuesta más que contundente. En un comunicado, KTM anunció ayer que ya no inscribirá a sus pilotos (Marc Coma y Cyril Despres) en el próximo Dakar.

"KTM no va a estar representada en la carrera sudamericana ni con un equipo oficial ni con escuderías apoyadas directamente por la marca", según declara el consejero deportivo de la firma, Heinz Kinigadner, que afirma estar "consternado por la falta de lealtad del organizador, especialmente después de los enormes esfuerzos que realizamos a raíz de la cancelación del Dakar en 2008".

El pulso que mantienen KTM y la ASO adquiere más temperatura con el paso de las horas. Las dos partes juegan sus cartas, y la marca de las motos naranja ya ha comenzado a moverse con tal de inscribirse oficialmente en la Africa Race, una carrera que se celebra coincidiendo con el Dakar y que, además, transcurre por África.