El Betis le pone corazón

Después del chorreo que sufrió ante el Madrid, Paco Chaparro confió en que el enfado del Betis actuaría de revulsivo. Enfadado o no, el equipo andaluz le puso corazón a su descontrol. El Villarreal, justo al revés. Con un centro del campo poblado de jugadores de toque fino, en el cuadro de Pellegrini prevaleció la cabeza, la escuadra, el cartabón y la velocidad de Cazorla. En los locales, los envíos kilométricos y el acierto de Sergio García y Oliveira. De esa mezcla resultó un encuentro abierto, loco en muchos momentos, con un primer tiempo más amarillo; una segunda mitad verdiblanca; y un empate en el silbato final.

Con un rápido vistazo, quedó claro que el Villarreal iba a ganar la partida al Betis en el círculo central. Pirés, Mati Fernández y Cazorla se impusieron sin miramientos a la buena voluntad de Arzu y Mehmet Aurelio. El cuadro de Pellegrini imprimió un movimiento vertiginoso al balón. Al equipo de Chaparro sólo le quedó ver correr el cuero, partido por la mitad, sin armas ni argumentos para frenar el avance orquestado del Villarreal. Con Emaná en la enfermería, el Betis pierde criterio. Por mucho coraje que ponga Arzu, más acostumbrado a la posición de central, como organizador le falta soltura. Para colmo, Cazorla jugaba con una marcha más que el resto. Al asturiano, que mareó a Fernando Vega, le bastaron cinco minutos y la suerte de cara para destapar la caja de los truenos. Y media hora más para hacer estallar el Ruiz de Lopera. Un disparo suyo tocó en Juanito y dejó vencido a Ricardo.

El conjunto castellonense mantuvo el guión y sus pases de tiralíneas. Como los que se sucedieron entre Mati Fernández, Rossi y Cazorla, que terminó con el segundo gol de éste. Harta la afición bética del gafe en el Ruiz de Lopera, donde el Betis sólo ha ganado dos encuentros este curso, algunos seguidores se acercaron al banquillo de Chaprro y la emprendieron a insultos con él. Tan caldeados estaban los ánimos, que la Policía intervino y acabó sacando del estadio a uno de ellos. Lo que se perdió ese aficionado fue la reacción del Betis.

El encuentro tomó un ritmo endiablado. El Villarreal se fue desquiciando y al Betis se le abrió el cielo entre tanto guirigai. Y antes del descanso, un control orientado de Sergio García acababa en la red de Diego López. No se calmó el partido tras el descanso. Y en la agitación, tras un centro de Mark González, encontró Oliveira el empate, que no aleja al Betis del descenso pero le da alas para pensar que lo que ocurrió la semana pasad en el Bernabéu fue una pesadilla pasajera.