Emery sobrevive a Lassad

Un mismo problema se puede enfocar de manera opuesta. Es el caso de Emery y Lotina. Ante el aluvión de ausencias en ambos equipos se les preguntó en la víspera a los dos entrenadores por la incidencia de esas bajas. "No son excusa", explicó el entrenador del Valencia. "Nos hacen más daño a nosotros que a ellos", apuntó el del Deportivo. Al confeccionar los equipos dieron continuidad a sus mensajes: Emery no recurrió a un especialista defensivo para suplir a Albelda. Lotina dejó en el banquillo a Valerón y buscó músculo con Juan Rodríguez. Tablas.

Más allá de sus alineaciones, el entrenador del Depor ha conseguido interiorizar en sus jugadores una característica que trasciende por encima de sus decisiones: la necesidad de ser amables con la pelota. Los blanquiazules fueron a buscar al rival y lo encontraron con una zaga temblorosa. Lo hicieron sin Valerón y con una inesperada referencia. ¿Puede aparecer a estas alturas un futbolista desconocido y deslumbrar en la elite? Lassad demuestra que sí, que todavía quedan fenómenos en cualquier arrabal. Apenas tiene recorrido en Primera, pero ayer mostró más que todos los delanteros que pasaron por el Deportivo desde Diego Tristán.

Un cuarto de hora le bastó para poner contra las cuerdas a la defensa del Valencia, exigió lo mejor de César con un disparo raso y dejó solo a Filipe ante el meta César. Siempre se manejó con sentido Lassad, que consiguió mejorar todos los balones que le llegaron. Con él creció el Deportivo, con Lafita, también, y con las indecisiones de Alexis, que reapareció a medio gas, o los problemas de Maduro, un lateral postizo que mostró sus limitaciones en la banda.

Claro que el Valencia tenía dinamita arriba. Allí sí mantenía todo su arsenal y quizás por ahí se explican las reservas de Lotina a la hora de diseñar el equipo. No cabían regalos y el Deportivo los concedió. El primero, del bisoño Laure, lo salvó Aranzubía ante Joaquín, pero el segundo, un despeje sin rumbo fijo de De Guzmán, encontró a Villa, mal cliente.

Marcó Villa y alivió a su equipo ante un rival que pareció bajar los brazos mientras se preguntaba qué había hecho mal. En realidad sólo había fallado dos pases, así que en cuanto asimiló la situación volvió a la carga. El descanso benefició al Valencia, pero el Depor retomó el hilo y dio cancha a Valerón. Y a Sergio, que envió un libre directo cerca del larguero. Ya nada era como se había diseñado en la pizarra porque además el Valencia se quedó con diez por expulsión de Villa. No pudo cerrar el partido. Adrián empató y el partido se consumió con la intensidad con que se vivió toda la noche.