Más 'capellista' que Capello
Con Juande en el banquillo, el Real Madrid encaja menos goles, pero ha perdido productividad ofensiva
En el fútbol italiano existe una máxima: ganar. No importa cómo, ni cuándo, ni dónde. El objetivo final, más allá de la calidad estética del proceso, es siempre la victoria. El fondo sobre la forma. Sólo así puede explicarse que una selección como la transalpina, de corte metalúrgico, juego rocoso y futbolistas cuya virtud característica es el culto al esfuerzo, sea la más laureada de la historia después de Brasil, una oda a la belleza. Fabio Capello, uno de los más firmes representantes del catenaccio, afirmó en una ocasión que "el fútbol es un deporte simple en el que algunos les gusta hablar. A mí me encanta ganar".
Por este motivo, la necesidad de vencer, de recuperar la autoestima de un club a la deriva, Ramón Calderón recurrió al técnico italiano en su primer proyecto. Capello no falló. El Real Madrid conquistó el título de Liga y el equipo blanco recobró crédito. Sin embargo, las técnicas del preparador y el fútbol desplegado por su equipo no terminaron de convencer a la directiva blanca, que apostó por Schuster como relevo en busca de la "excelencia". El alemán, abonado a la polémica, también obtuvo el cetro liguero con unos números rotundos, pero su excesivo pragmatismo, su agria proyección mediática y los reiterados desencuentros con Mijatovic le condenaron.
El Madrid ha ganado consistencia defensiva, pero depende en exceso de la inspiración de Robben
Con Juande, el equipo blanco ha pasado de encajar 1,71 goles por partido a 0,37
El técnico español acumula cuatro triunfos por 1-0 en sus cinco encuentros en el Bernabéu
Aterrizó Juande Ramos de urgencia en el Bernabéu. En forma de flash. La llegada del manchego, avalado por su brillantísima trayectoria en el Sevilla pero cuestionado tras su efímero paso por el Tottenham, auguraba tardes más felices en el coliseo blanco, hastiado del juego rácano de Capello y el derrotismo de Schuster ante el dominio emergente del Barcelona. El día de su presentación, Juande no ocultó sus intenciones. "El Real Madrid sólo puede pensar en la victoria", reconocía ante una maraña de periodistas. El entrenador español, que firmó para el resto de la temporada, prometió trabajo y supeditó su continuidad a los resultados.
Una retaguardia de hierro
Esclavo de su propia verborrea, Juande inició la reestructuración para frenar la hemorragia de goles que sufría el equipo. Desde los cimientos, como a él le gusta. Cambió la dinámica de trabajo, introdujo las dobles sesiones y estableció nuevos hábitos alimenticios en el vestuario. En el terreno de juego, su remodelación partió de la defensa. Construyó una retaguardia de hierro con Ramos, Pepe, Cannavaro y Heinze fijos en la zaga y fortaleció el centro del campo con un perro de presa como Lass. En cambio, desechó la incorporación de futbolistas más talentosos como Arshavin y pidió el fichaje del semidesconocido Faubert, un jugador de banda con escasa vocación ofensiva.
La primera prueba, en el clásico del Camp Nou, no fue un trago fácil para Juande. El Madrid cayó por 2-0, pero el equipo blanco, que temía recibir una goleada, ofreció más solidez atrás y opuso resistencia hasta que una genialidad de Messi liquidó el encuentro. La disposición, ultraconservadora, recibió diversas críticas desde la capital, aunque Juande se mostró satisfecho. "Si volviéramos a jugar aquí, con los futbolistas que tengo, repetiría el planteamiento". A partir de entonces, el Real Madrid ha ganado consistencia defensiva, pero también es cierto que vive sujeto a la inspiración de Robben en los últimos metros.
Tres goles encajados en ocho encuentros
Desde que Juande tomó las riendas, el Real Madrid ha pasado de ser el quinto equipo que más goles recibía a ser el cuarto que menos encaja. De 1,71 a 0,37 tantos por partido. Tan sólo tres en ocho encuentros, mientras que con Bernd Schuster como entrenador, el conjunto blanco había recibido veinticuatro dianas en catorce partidos. Iker Casillas, un coladero en el primer tramo de la temporada, es el portero menos goleado en este periodo, que también pone en evidencia otro dato: el Madrid ha perdido proyección ofensiva. El equipo de Juande ha resuelto por la mínima, con el Bernabéu como marco de fondo, cuatro de sus siete triunfos consecutivos. Tan sólo la victoria por 3-1 contra Osasuna trastoca la estadística.
Tras la última visita del Racing, el técnico español acumula cuatro triunfos por 1-0 en casa, los mismos que Fabio Capello sumó en cuarenta partidos en su doble etapa en el Bernabéu. El actual seleccionador de Inglaterra, resultadista por antonomasia, ganador en esencia, sólo venció nueve partidos de Liga (cuatro como local) por ese raquítico resultado. Ya lo advertía el presidente blanco, Vicente Boluda. "Yo no sé que es eso del fútbol feo o el espectáculo. Si se gana es que se ha jugado muy bien, y si se pierde es que se ha jugado horrible". Al parecer, Capello no era el único que pensaba así.
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