Buen resultado para un mal partido
Henry y Márquez le dan el triunfo a un discreto Barcelona ante un apagado Mallorca
La abundancia del Barcelona y la miseria del Mallorca, líder y colista de la Liga respectivamente, negaron el partido de ida de las semifinales de la Copa. Empachados de goles, de puntos y de victorias, los azulgrana apenas se levantaron del sofá para atender a un encuentro muy desbravado y de fácil solución. Tampoco respondió el Mallorca, famélico y espantado, a veces incluso cadavérico. La intensidad del choque fue tan baja que dio la impresión de que habían pactado un marcador que no comprometiera a ninguno de los dos: victoria clara, sin ser excesiva, del Barça, tal y como ya estaba anunciado, y hasta la vuelta en Son Moix. Nadie pasó por taquilla para que le devolvieran el precio de la entrada tras el monólogo azulgrana. Había muy poca gente en la grada y no era noche para salir de casa. No extrañó por tanto que si no había nada, desenchufados los locales y apagados los visitantes, tampoco hubiera fútbol.
Barcelona 2 - Mallorca 0
Barcelona: Pinto; Alves, Piqué, Márquez, Sylvinho, Touré Yaya, Gudjohnsen (Sergio Busquets, min.55), Iniesta, Hleb, Henry (Messi, min.55) y Bojan (Eto''o, min.86).
Mallorca: Lux; Scaloni, Josemi, Nunes, Ayoze, Corrales (Martí, min.57), Mario Suárez, Cleber Santana, Castro (Aduriz, min.77), Trejo y Webó (Jurado, min.70).
Goles: 1-0: Henry (min.35). 2-0: Márquez (min.73).
Árbitro: Muñiz Fernández (Colegio asturiano). Mostró cartulina amarilla a Webó (min.7), Touré Yaya (min.23), Ayoze (min.27), Corrales (min.33), Henry (min.45), Josemi (min.72), Mario Suárez (min.74), Nunes (min.85) y Trejo (min.90).
Incidencias: Partido de ida de las semifinales de la Copa del Rey disputado en el Camp Nou ante 52.932 espectadores. Antes del encuentro se guardó un minuto de silencio por Josep Lorente, el que fuera jugador y entrenador de hockey del FC Barcelona.
Jugó el Barça de salida sin Messi, un futbolista decisivo porque hace tan bueno a su equipo como malo al contrario y, por otra parte, cada uno de sus goles anuncian una victoria segura. La ausencia de la Pulga reduce normalmente el tráfico en el área rival en la misma proporción que la presencia de Pinto aumenta el peligro en la azulgrana. La Copa permite dar mucho juego a la plantilla, incluso en las semifinales, y Guardiola reiteró anoche su confianza en el colectivo. La importancia del partido se reflejó si acaso en la presencia de Iniesta como volante en sustitución de Xavi y en la alineación de Alves y Henry. Tampoco Manzano presentó la mejor versión del Mallorca.
Las formaciones no ayudaron precisamente a levantar el ánimo en un choque extremadamente frío, falto de gas sentimental y futbolístico, sin picante pese a su trascendencia. Pasivo y destensado, al Barça le llevó demasiado tiempo entrar en escena para suerte del Mallorca. Nadie tiraba un desmarque, no había presión, ni continuidad en el juego y la pelota iba de pie a pie, sin ninguna velocidad. Así las cosas, ante la ausencia de fútbol colectivo, cada uno procuraba reivindicarse a su manera, especialmente Bojan, que se marcó una penetración que hubiera firmado Messi por sus dos recortes en el área antes de rematar a las piernas de Lux.
El juego afilado de Bojan contrastaba con el academicismo de Henry y la insustancialidad de Hleb. Impreciso en corto y en largo, en la salida y en la llegada, el Barcelona era irreconocible como equipo, aunque nadie discutía su jerarquía, más que nada porque no había noticas del Mallorca, que dormitaba en su campo, como si procurara no despertar a la bestia. A los azulgrana les alcanzó con la persistencia de Bojan para encontrar la red después de que el ariete pusiera un centro perfecto a la cabeza de Henry, que remató de forma tan poco ortodoxa como acertada. No se dio por enterado el Mallorca, de manera que el encuentro continuó ronroneando en la línea de volantes del Barcelona, sin apenas picos de juego ni ocasiones, extremadamente largo y soso.
El partido se puso muy peligroso con el tiempo y los azulgrana se exponían a un buen susto. Había que darle la vuelta a la contienda, recuperar el interés por el fútbol, y Guardiola recurrió a Sergio Busquets, un jugador que siempre provoca alboroto, y a Messi, capaz de llenar por sí solo un partido. Ya no hubo más pausa sino que se impuso la rapidez. El Barcelona se activó con el duo Iniesta-Messi, protagonista de la mayoría de combinaciones. Aunque cuando los partidos no son decisivos, la Pulga pierde verticalidad y pegada y se excede en el regate. Ni la salida de Jurado aumentó la peligrosidad del Mallorca, abatido de nuevo en un libre directo tranformado magistralmente por Márquez. El Barça se dio por satisfecho con la ventaja y camina seguro hacia una final de Copa que no alcanza desde 1998.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.