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FÚTBOL | VILLARREAL 2 - BETIS 1

Orgullo y sufrimiento

El Villarreal levanta en un minuto de inspiración un partido bien jugado por el Betis

Los grandes equipos ganan partidos hasta en sus peores días. El Villarreal puede considerarse sin ningún tipo de dudas como uno de los elegidos. Cuando el fútbol no aparece, le asoma el orgullo. Un minuto de inspiración y acierto le bastó al Villarreal para invertir el marcador y llevarse una victoria que le permite permanecer en lo más alto. El Betis tuvo una primera media hora de lujo en la que se adelantó y pudo sentenciar el encuentro. No fue así. El conjunto de Chaparro ha aprendido una dura lección en apenas siete días. Para ganar los tres puntos ante rivales de más entidad hay que mantener el nivel durante los 90 minutos. Ante el Madrid le sucedió parecida circunstancia. Ante el Villarreal le volvió a suceder ayer.

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La sospecha de las pretensiones del Betis quedaron fundamentadas en el once dispuesto por Chaparro. Diez meses antes, el veterano técnico sevillano cogía las riendas de su Betis. Su estreno se produjo precisamente en El Madrigal logrando la victoria, la última derrota del Villarreal en su estadio. Al igual que en la ocasión precedente, hormigonó su equipo con cinco centrocampistas. Y la historia se repitió ayer, pero con matices. Se adelantó pronto en el marcador, junto líneas y, además de defender el resultado, se atrevió a más. Pero sólo le duró medio acto la frescura y la pericia. Sucumbió en la segunda mitad por la habitual naturaleza de los equipos con problemas, que suelen abrazarse a su pequeño botín.

Ayer, en el mismo escenario, Chaparro repitió táctica y, de inicio, el Betis actuó sin delanteros. Bueno, para ser más exactos, con un punta sólo, si por tal se entiende a José Mari, que en sus cuatro temporadas en el Villarreal consiguió 15 goles. El delantero sevillano, tras doce años en la élite, incluida su etapa milanista, nunca se ha distinguido por su acierto rematador a pesar de jugar cerca del marco contrario. Sin embargo, su movilidad y el trabajo de desgaste que realiza siempre han sido apreciado por los entrenadores.

El tñecnico bético tenía claro que para descentrar al rival debía hacer abrupto el tránsito del centro del campo amarillo. Y lo consiguió por mera cuestión numérica, con Mehmet Aurelio taponando vías por delante de los centrales y por detrás de cuatro jugadores con tanta pericia tanto para atacar como para defender. Lo ideado en la pizarra por Chaparro le salió bordado en el terreno. El Betis no sólo presionaba y desactivaba el juego de asociación habitual del Villarreal. Cada robo del balón no tenía un motivo especulativo, sino un sentido netamente atacante, con los futbolistas de segunda línea saliendo verticales y raudos hacia la portería de Diego López, que de inmediato se tuvo que poner a solventar problemas. Nada pudo hacer, sin embargo, cuando un centro de Mark González, desde la izquierda, fue rematado en la banda derecha por Damià, que ganó la espalda a Venta, sustituto ayer de Capdevila, al que Pellegrini le dio descanso.

Aturdido quedó el Villarreal con el gol en contra, el primero que recibe en su estadio tras nueve partidos consecutivos imbatido. La confusión era total, sin apenas crear nada en el ataque y con demasiados nervios e imprecisiones en la defensa. En media hora de juego, Diego López había visto más contrarios de cerca y realizado más intervenciones que en las cinco jornadas anteriores. En la segunda mitad se produjo la benigna metamorfosis para el conjunto castellonense.

Un tímido despertar del Villarreal antes de finalizar el primer acto aconsejó al Betis ser más prudente. Y por ahí comenzó a perderse. Defenderse una hora del conjunto de Pellegrini, aun en su peor versión, resulta peligrosamente complicado. Pellegrini prescindió de Senna por Pirès, un cambio extraño fundamentado en el agotamiento del hispano-brasileño. Por entonces, el Betis ya había reducido su espacio de acción a las cercanías de su área y el juego tenía una única dirección. A poco que circulara el balón por las inmediaciones de Casto, se intuía peligro. En una falta lateral, Gonzalo peinó el esférico, que se introdujo en la meta bética. Un minuto después, Llorente volteaba el marcador y daba la victoria a un Villarreal que también sabe sufrir.

Los jugadores del Villarreal celebran el segundo tanto
Los jugadores del Villarreal celebran el segundo tantoÁNGEL SÁNCHEZ

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