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EUROCOPA | ESPAÑA 2 - SUECIA 1

España tiene un iluminado

Villa consigue la victoria en tiempo de descuento y la victoria de Rusia ante Grecia coloca a España como primera de grupo en cuartos de final

Maravilla como Juanito y carga con descaro con todo el peso del 7 de Raúl. España festeja a un iluminado, a un futbolista de aire suburbial que se reta con el gol con una naturalidad pasmosa. Con la portería adversaria a la vista, no hay secretos para Villa, que lleva una vida con el gol a cuestas, desde los pozos mineros de Tuilla hasta su estruendosa aparición en esta Eurocopa. Primero descorchó a Rusia y ayer, cuando españoles y suecos ya pactaban, el asturiano, para quien cualquier hora es buena para marcar, en la última carrera del partido, anudó las tibias de dos gigantes nórdicos y embocó ante Isaksson. Suecia no tuvo el tono desteñido de Rusia, pero siempre estuvo un paso por detrás de la selección española, que supo domesticar un partido huesudo ante un contrario que clavó la trinchera desde el calentamiento. España tuvo paciencia, superó algún trance delicado y su fe le condujo a la traca final de Villa.

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La jugada se inició de forma inopinada, con el telón en caída. El ariete del Valencia recibió un servicio kilométrico de Capdevila -también divinizado y por ahora el mejor asistente de España-, y aceptó una pelea desigual con dos culturistas suecos, Mellberg y Hansson, los centrales. Le intentaron atropellar, pero Villa no es sólo un depredador, tiene habilidad suficiente como para apañarse un gol a sí mismo. Así que culebreó entre ambos zagueros y se plantó ante Isaksson. De nada sirvió que con su salida el portero sueco hubiera echado todos los cerrojos, lo mismo dio que Villa llegara con plomo en las piernas a esas alturas del encuentro. El español embocó con la pericia propia de los grandes goleadores, esos marcianos a los que se les esculpe un busto en alguna plaza y ya está. No hay estudio genético que les haga comprensibles. Tienen sus rachas, como todo artista, y la de Villa -que ya es el máximo goleador español en una fase final- acerca a España a una plaza en los cuartos de final. Nunca tuvo la misma graduación que ante los rusos, pero esta vez desempolvó el manual del toque y tuvo todo el atrevimiento que le faltó a su rival. Sólo se sintió destemplada en el último tramo del primer periodo, por un lance menor de esos que hacen indescifrables algunos códigos del fútbol.

Hay detalles de apariencia intrascendente que pueden alterar el curso de un partido. No importa su relevancia, pero marcan un punto de inflexión sin que nadie sea capaz de dar explicaciones en el tercer tiempo. Suecia aún estaba entumecida cuando España hacía un cuarto de hora que se hamacaba con la pelota y ya tenía ventaja en el marcador. Le había bastado un remate de Fernando Torres tras un picaresco córner trenzado por Xavi, Villa y Silva ante la pasividad sueca, cuyos futbolistas hicieron de estalactitas. Sin estridencias, sin mayor necesidad que el compás de Xavi, el equipo de Luis Aragonés se dormía con el balón mientras su adversario aún no había despertado. En plena cháchara de unos y otros, Puyol reclamó el cambio por un problema en la planta de un pie y a Ibrahimovic le sonó la campana. El defensa azulgrana no había tenido peso en el juego, como el resto, pero la parada por el relevo trastocó el guión. Inexplicable. Suecia dio un paso adelante, se animó su reputado ariete y a España se le vieron algunas costuras. Todas por la banda derecha, donde Sergio Ramos se desnorta con facilidad e Iniesta aún está convaleciente por una gastroenteritis. De un desatino general que comenzó por el lateral madridista, que no regula sus riendas como debiera, se produjo el empate sueco. Silva no escoltó al lateral derecho nórdico, que centró sin oposición. La pelota se descolgó a los pies de Ibrahimovic, que impuso su carrocería ante Ramos, que llegó tarde y desfondado. Casillas tampoco puso mucho remedio.

Al inicio del segundo acto, se maquillaron los dos equipos. Sin Ibrahimovic, que no está en plenitud física, Suecia tocó la corneta junto a su portero, sin intención alguna frente a Casillas. Luis cambió a Iniesta y Silva de orilla, y de inmediato asumió un riesgo mayúsculo: con la entrada de Cazorla y Cesc por Xavi -lastimado en el primer tiempo-, e Iniesta, España se quedó sin sustituciones a falta de media hora.

Activado Cazorla, el equipo encontró un argumento más en ataque, y con Cesc de timonel mantuvo el gobierno del partido a un palmo del área sueca. Silva y Torres, un tormento para la defensa sueca, estuvieron al borde del gol en una jugada que terminó por despejar un adversario bajo el larguero. Lo que nadie pudo hacer en el último suspiro. Con Villa no hay rendición posible.

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