El Estudiantes toma oxígeno
Los madrileños derrotan al Menorca (80-78) y mantienen sus opciones de salvarse
El magisterio de Gonzalo Martínez, recuperado de urgencia para jugarse el todo por el todo cuando el Estudiantes iba de cabeza hacia el descenso, más veintidós puntos de Pancho Jasen, adornados de pundonor y respeto a una camiseta, pusieron media permanencia en manos del cuadro colegial. La inyección de moral de la victoria en Granada quizá confundió a los colegiales. El equipo del croata Velimir Perasovic no encontró su sitio en todo el primer tiempo, abrió un chollo para los postes menorquines debajo del aro (dieciocho rechaces en veinte minutos -siete ofensivos-) y se perdió en un continuo caos defensivo provocado desde la banda que facilitó muchas cosas al cuadro dirigido por Ricard Casas.
La amenaza del descenso sobrevolaba al Estudiantes muy de cerca. Pero a los baleares también porque salieron a la cancha del Telefónica Arena sin la permanencia matemática confirmada, con un pequeño margen de un triunfo sobre los equipos condenados a vivir en el filo de la navaja hasta el último día. Los huecos en la zona y el acierto exterior del ViveMenorca terminaron de poner los nervios de puntos al cuadro del Ramiro de Maeztu. El serbio Marko Marinovic impuso el ritmo adecuado para los intereses de los suyos y, además, puntos desde posiciones lejanas. La combinación de un cuatro de siete desde el arco en el inicio y la friolera de seis rebotes ofensivos en menos de un cuarto colocaron al ViveMenorca por delante y una posición envidiable para intentar sacar provecho de las apreturas locales.
Ambiente espectacular
El Estudiantes atacaba con mucho corazón y muy influido por el ambiente, por el peligro de descender, por la importancia del triunfo, por todo. Sergio Sánchez fue presa de la tensión, el estadounidense Larry Lewis desapareció en la maraña en la que, por momentos, se convirtió el partido. Los menorquines, entre tanto, manejaban mejor la rotación, mantenían el acierto y, con siete de diez en triples y su superioridad reboteadora, después de haber manejado diferencias de trece puntos (23-36), selló la primera mitad con una cómoda ventaja (42-49) y el convencimiento de la amenaza más peligrosa a la que le tocaba enfrentarse en los dos últimos cuartos era Hernán Jasen, el mejor hombre del Estudiantes en todos los sentidos.
La acumulación nerviosa en el bando colegial, también en el banquillo, alcanzó tal nivel que, por fin, Perasovic no tuvo más remedio que sacar a Gonzalo Martínez del ostracismo y colocarle al frente de las operaciones para intentar, primer, poner orden y, después, colocar a un base capaz de competir de igual a igual con los dos directores de juego baleares. Martínez siguió en acción desde el arranque en el tercer periodo, encendido por un triple de Jasen. El ítalo-argentino y el base del Ramiro activaron a los madrileños en todos los aspectos. Le dieron otra apariencia. Ahora bien, el Estudiantes respiraba con asistencia mecánica en un choque donde cada vez había más nerviosismo y donde cada vez costaba mucho más anotar a los dos quintetos. El croata Mario Stojic encontró aro desde el arco y situó el parcial en 47-56. Entonces, se dirigió a la grada despidiéndose con la mano como si los colegiales ya se hubiera rendido o ya hubiesen descendido. Craso error del alero, que volvió a hacer gestos a los aficionados y recibió una técnica. Los tiros libres consiguientes acercaron a los colegiales y pusieron el Telefónica Arena en ebullición. En la siguiente jugada, el francés Florent Pietrus transformó otro par de tiros libres y, por primera vez, encendió la llama de la esperanza local (57-58 m.27).
Gonzalo Martínez, clave
Con Gonzalo Martínez el Estudiantes sabía a lo que estaba jugando. Aunque no taponaba la brecha del rebote ofensivo balear y, ahí, el equipo de Ricard Casas encontró un filón para frenar el repunte madrileño, enfriado al término del tercer tramo (61-65), y reactivado con angustiosa cuenta atrás del último a través de un triple del esloveno Domen Lorbek (64-65). Reingresó Jasen para intentar llevar el trabajo a buen puerto y acabar de jugarse el destino. El alero lo dibujó en el horizonte en un costa a costa (66-65 m.33). Él concretaba la excelente dirección de Gonzalo Martínez en el aro menorquín. El pequeño de una saga histórica mantenía vivos sesenta años de historia en la elite de la canasta española.
El marcador oscilaba en un pañuelo, punto arriba, punto abajo. En medio de un millón de pulsaciones, Gonzalo Martínez conservaba la calma y hacía lo que siempre ha hecho de maravilla: jugar al baloncesto. Sergio Sánchez se alió con el base madrileño para buscar un éxito que puede alcanzar dimensiones históricas para el Estudiantes. Cinco tiros libres seguidos del gaditano marcaron la mayor diferencia local de la noche (76-73). El crono todavía reflejaba 2:37 minutos por disputarse. Stojic sacó la muñeca y empató (76-76). El mundo se reducía a 120 segundos para los estudiantiles. Lo oscureció Stojic en la línea de personal (78-77). Pero el Estudiantes se adelantó por la mano (80-77), Chris Moss desperdició un tiro libre (80-78) y el Estudiantes, con el cuello en la guillotina, esperó un nuevo ataque con dieciséis segundos eternos que Gonzalo Martínez transformó en victoria robando el balón. Gloria a los grandes. El Estudiantes sigue en la ACB.
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