Raúl sostiene al Madrid
El capitán convirtió dos de los goles que permiten al equipo de Schuster conservar el liderato
El Real Madrid volvió a agarrarse a su pegada, a su capacidad de definición para solucionar un partido muy bien jugado por el Racing, que lució virtudes en el juego que no se adivinaron en su rival, pero al que le faltó lo más importante, el gol. Y es que el Madrid dominó el marcador con la autoridad que le faltó en el juego.
Venía de muy abajo el Madrid, de transmitir señales preocupantes contra el Werder Bremen en Alemania, donde ofreció una imagen más que discreta. Quizá por eso sorprendió la facilidad con la que se adueñó del marcador contra el Racing, un conjunto que se vio condenado por dos desajustes defensivos, pero que abandonó el Bernabéu con la cabeza alta. Sigue mostrando el Madrid notables carencias cuando debe generar juego, como continúa siendo admirable su contundencia en ataque.
Desde el inicio quedaron claras las intenciones del conjunto que tan bien dirige Marcelino. No le asustó el escenario y se fue a por el Madrid, que sufre cuando el rival le planta cara y le discute la posesión del balón. Sin embargo, esos buenos apuntes que dejó el Racing no le sirvieron para anular lo mejor que tiene el Madrid, su capacidad de pegada. Júlio Baptista, recuperado para la titularidad por Bernd Schuster, apareció para controlar un balón en el centro del campo, combinó con Van Nistelrooy y éste se disfrazó de Guti para inventarse un pase genial que dejó a Raúl solo ante Toño, al que superó con insultante facilidad.
Apenas cinco minutos después volvió a aparecer la figura de Baptista, que supo leer de nuevo a la perfección la mala interpretación que hizo el Racing del fuera de juego y con otro pase de altura puso a Sneijder frente a Toño. No acertó el holandés a la primera, pero sí a la segunda, cuando contó con la colaboración de Sergio Sánchez, que convirtió en gol un tiro que se alejaba de la portería. No fue la mejor noche de Sergio, un central que sufrió en el lateral derecho y acabó el choque lesionado.
Con viento a favor se creció el Madrid, que tuvo momentos interesantes. No se vino abajo el Racing, que comenzó a comprobar de primera mano la calidad de Casillas, que se lució en un tiro de Duscher. Y cuando logró superar a Iker se estrelló contra el poste, como en un remate de Smolarek después de una brillante acción de Munitis, el líder de su equipo y un ejemplo de profesionalidad. Se movió con inteligencia entre líneas y aprovechó los discretos movimientos de Pepe y Cannavaro para hacer jugar a sus compañeros.
Buen Racing
La presión que de nada le sirvió al Racing en los dos primeros goles y que tan bien interpretó en el resto del choque le permitió desactivar el centro del campo del Madrid y anular su línea de creación de juego. Sneijder estuvo ausente y Baptista apareció con demasiada intermitencia, como Robinho, que recordó que aún estaba en el campo ya en el segundo tiempo, cuando reclamó, con razón, un penalti de Colsa que Muñiz Fernández no señaló.
El excelente trabajo de Jorge López, Colsa, Duscher y Óscar Serrano, la interesante línea media del Racing, ahogó a los madridistas, pero más que nadie a Diarra, un futbolista generoso en el esfuerzo defensivo, pero de limitados recursos técnicos y tácticos. Le cuesta llevar a la práctica una máxima incuestionable en el fútbol: cuando tienes el balón en tu poder debes dárselo a un compañero y no al rival.
Pero así, entre el buen juego del Racing y las dudas del Real Madrid, llegó la sentencia de la forma más sorprendente. Moratón cortó en falta un avance de Baptista, Raúl situó el balón en el piso y convirtió el libre directo. Un castigo excesivo para el Racing, que pese a los reveses nunca dejó de buscar el gol. Y lo encontró en las botas de Munitis, que aprovechó el error de Cannavaro y Marcelo al tirar el fuera de juego para convertir en gol el pase de Tchité, que había sustituido al bullicioso Smolarek.
No mereció tan severa derrota el Racing, al que le faltó lo que le sobra al Madrid, su facilidad para llegar al gol.
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