Interlagos, la batalla final
Hamilton, Alonso y Raikkonen cerrarán este fin de semana el Mundial más emocionante de la última década
Los pilotos tienen el control de los coches, pero no de los muchos factores que influyen en el rendimiento de sus monoplazas. Por eso, la batalla final que librarán Lewis Hamilton, Fernando Alonso y Kimi Raikkonen por el título de campeón del mundo de Fórmula Uno en el circuito de Interlagos estará colmada de morbo y emoción. Hamilton, debutante pero líder, acaricia el trofeo con los dedos, pero sabe que un error como el de China podría dejar sus sueños en la cuneta, aun contando con un motor nuevo en su coche que su compañero no portará. Alonso y Raikkonen, a cuatro y siete puntos del británico, están lejos, pero las oportunidades existen, y los milagros también.
Las combinaciones son muy numerosas, y el baile de puestos puede decantar el Mundial hacia un color u otro. Tan sólo depende de sí mismo Hamilton. Si el joven de McLaren acaba en alguno de los dos primeros puestos, el campeonato regresará a Gran Bretaña después de once años independientemente de lo que hagan sus rivales. Eso si puede evadirse del bacheado asfalto del autódromo José Carlos Pace y conducir al contrario de las manecillas del reloj.
El milagro llegó en Shanghai, aunque Fernando Alonso cree más en los errores que en las quimeras. El bicampeón asturiano puede ser aún campeón del mundo si su compañero concluye, como mínimo, en sexta posición. Si no se cumple esa suerte, si Alonso firmara un tercer puesto, Hamilton tendría que sumar un punto como máximo, y que Raikkonen no ganase. El más difícil todavía es que Hamilton no puntúe y Raikkonen no ocupe ninguno de los dos primeros peldaños del podio. Si se diera tal proeza, Alonso sería el tercer piloto en conseguir tres títulos mundiales consecutivos después de Fangio y Schumacher.
Si el panorama de Alonso se presenta complicado, el Raikkonen roza lo épico. Pese a ser el piloto que más carreras ha ganado este año, con cinco victorias, es el que cuenta con un abanico menos amplio de oportunidades dados los problemas que ha tenido, bien en la calificación, bien en la carrera. Pese a todo, no se le puede descartar. Sus cualidades como piloto y su progresión desde la mitad de la temporada hasta el broche de Interlagos le afianzan como un firme candidato al título, aunque para ello necesita que Alonso y Hamilton acaben respectivamente más allá del segundo y el quinto puesto.
El finlandés de Ferrari es el príncipe sin corona. Dos veces subcampeón, Kimi Raikkonen querrá más que nunca resarcirse de su mala suerte, y buscará, en la rivalidad de los dos pilotos de McLaren una oportunidad para coronarse, siempre ayudado por la complicidad de su compañero de equipo: Felipe Massa, ganador en 2006, que correrá con todo el apoyo de su público en casa.
Raikkonen tiene ganas, pero Alonso más experiencia, al menos, en Brasil. En 2005 ya conquistó su primer entorchado (a falta de dos carreras) y en 2006 el segundo, frente al heptacampeón Michael Schumacher, al que aguó su retirada de la Fórmula Uno con el octavo título. La situación, no obstante, es distinta. Los dos años anteriores, Alonso corría con Renault, un equipo que le mimaba. En esta ocasión, las discrepancias con el patrón de McLaren, Ron Dennis, le hacen llegar a Brasil con la duda de un trato más favorecedor a Hamilton.
El ruido mediático que acompaña y rodea el final de la temporada ha obligado a la FIA a supervisar cada movimiento que se realice en el garaje de McLaren para velar por la equidad en los monoplazas de Hamilton y Alonso. La batalla será limpia, pero los rivales, aparentemente tres, llegarán con su séquito de cómplices dispuestos a ensalzar cada uno a su líder.
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