Raúl vuelve a mandar
El capitán blanco fue el mejor de su equipo al anotar un tanto y dar la asistencia del otro. El Werder Bremen jugó siempre a remolque y pecó de Diego-dependencia.
Había llegado por fin el gran día. Comenzaba la andadura del Madrid hasta el que es el gran reto del club para esta temporada, la ansiada décima. Afrontaban los blancos el encuentro después de un comienzo de temporada de ensueño, pero con las dudas sembradas por el juego del equipo en el último encuentro liguero ante el Almería. Aún así, el optimismo se ha instalado en la 'Casa blanca'. Comenzó el Madrid muy ramplón, con sus dos cerebros, Guti y Sneijder, desaparecidos, y si el balón llegaba a sus pies, aparecía de inmediato tras ellos una sobra con uniforme verde y acento alemán. El peso del juego recaía principalmente en Gago. El argentino no estaba desacertado, pero no asumía riesgos, no cumplía su función como nexo de unión con los de arriba, y su posición, retrasada en exceso, era un lastre que hacía que el resto del equipo jugara igualmente lejos del marco rival.
La buena noticia es que al rival le ocurría tres cuartos de lo mismo. Diego, el hombre del que tan bien ha hablado Schuster y que debía guiar el ataque de su equipo, estaba ausente. Los hombres de Schaaf se conformaban con esperar al rival encerrados en su campo, pero con una presión acertada, justo donde debían y a quien debían en cuanto el cuero cruzaba la medular. Estaba resultando un encuentro muy cómodo para los alemanes. Con este panorama, sin juego por las bandas, donde Higuaín y especialmente Marcelo se mostraban voluntariosos pero faltos de tino y sin dotar al equipo de profundidad, Van Nistelrooy volvió a dejarse caer a las bandas para intentar 'rascar' bola. La movilidad del holandés resultaría fundamental. En el minuto 15, de las botas del oranje salió el pase que Raúl se encargaría de convertir en el primer tanto del encuentro. El capitán lograba así su gol número 57 en Champions, casi nada.
Lo cierto es que el Madrid poco o nada había hecho hasta ese momento en ataque. El Bremen venía al Bernabéu con muchas más dudas que el conjunto español. Goleados en la última jornada de la Bundesliga, más de uno pensaba ya que con la lata abierta, todo sería coser y cantar. Nada más lejos. Tan sólo dos minutos después del tanto merengue, los alemanes demostraron que pueden subsistir sin la aportación determinante de su estrella. Un centro desde la izquierda de Tosic encontró en el remate a Sanogo y este, a pesar de la presión de la defensa, logra enviar el balón al fondo de la portería.
Ambos equipos habían demostrado una efectividad a prueba de bombas, especialmente los alemanes, que prácticamente no habían frecuentado demasiado el área de Casillas. Los goles significaron el punto de inflexión que el encuentro necesitaba. El ritmo subió, el juego ganó en velocidad y, como se demostró en Villarreal, a este Madrid eso le viene muy bien. Tras un serio aviso de Rosenberg, a pase de Diego, que obligó a Casillas a salvar nuevamente a su equipo, Guti y Sneijder comenzaron a aparecer más asiduamente (aunque el holandés pierde mucho en la banda), y las ocasiones fueron sucediéndose. Primero Higuaín engancha una volea desde la derecha que, con mucho efecto, se marcha fuera por muy poco. Pero la mejor ocasión llegó minutos después, cuando Van Nistelrooy se hace un lío con sus propios pies y no logra empujar a puerta vacía un gran pase de Raúl.
Van Nistelrooy, a la tercera
Los de Schuster salieron convencidos a llevar el control del encuentro en la reanudación. Los alemanes sólo llevaban peligro a la contra, y llegaban con escasos efectivos. La solución estaba en no dejarse contagiar por el ritmo del conjunto alemán, que fueran ellos los que corrieran detrás del Madrid. Les costó a los locales llevar a cabo el plan. Pasaban los minutos y no pasaba casi nada. Mucho desplazamiento del balón en horizontal pero sin crear peligro. Tampoco el Perder daba señas de buscar algo más. Como en la primera parte, cuando había igualdad en el marcador, demostraba descaradamente haber venido a por el empate, y sólo los detalles de Diego, soberbio cada vez que entraba en contacto con el balón, recordaban que aún podía haber algún susto. Y como en la primera mitad, fue de nuevo Raúl quien puso el corazón en un puño a los aficionados teutones. Demostrando que atraviesa por un momento dulce, el '7' se planta ante Wiese e intenta una de sus particulares vaselinas, aunque sin lograr sobrepasar al guardameta.
Schaaf reaccionó dando entrada a Almeida, y suyas fueron las primeras y tímidas ocasiones visitantes en la segunda parte. Con la tranquilidad que daba la inoperancia ofensiva del rival, los blancos seguían a lo suyo. Minutos después, Van Nistelrooy volvía a desesperarse tras atajar Wiese un remate a bocajarro. No se rindió el holandés y finalmente consiguió el merecido premio. A un cuarto de hora del final, el delantero recibe un fenomenal pase de Raúl y transforma por bajo. De nuevo el gran capitán se convierte en fundamental para su equipo. Desde luego no es un buen día hoy para sus detrarctores.
El Werder se pasó el resto del encuentro a merced de su rival, completamente encerrado en su campo y sin ofrecer respuesta alguna. Para animar el cotarro, Schuster dio entrada a Robben. Debutaba al fin el zurdo más de dos años después de convertirse en promesa electoral de Calderón. Ovación cerrada para él y poco más. Ya habrá tiempo de verle hacer más cosas. En cualquier caso, lo más positivo del encuentro es la actuación de Raúl, impetuoso como siempre, pero acertado como hacía tiempo no se le veía. Parece que el capitán ha vuelto.
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