El Madrid sabe ser líder
Un gol de Roberto Carlos en el último suspiro permite al Madrid mantenerse en lo más alto
Como sucedió una semana atrás contra el Espanyol, el Real Madrid rescató dos puntos cuando el partido iba a echar el cierre. Dominó con autoridad hasta el último cuarto de hora, cuando se dejó comer una ventaja de dos goles, pero nunca perdió la fe en una merecida victoria.
La Liga sigue desquiciada y todo equipo que se sube al primer puesto parece empeñado en complicarse la vida. Esta vez le tocó al turno al Real Madrid, que en su primera defensa del liderato salvó en el último suspiro un partido que tuvo ganado, se dejó empatar y acabó venciendo con justicia. Porque el Madrid fue mejor que el Recreativo salvo en un último cuarto de hora en el que los hombres que dirige Fabio Capello se empeñaron en estropear todo lo bueno hecho hasta entonces.
El fútbol es un estado de ánimo o se juega como se entrena son frases que sirven para explicar la transformación sufrida por el Real Madrid. Del equipo triste que vagaba no hace mucho por la Liga se ha pasado a un conjunto que transmite unas sensaciones añoradas por sus seguidores.
Sensaciones como la fe, el hambre por ganar y la lucha por alcanzar un objetivo que parecía inalcanzable hace meses y en el mismo minuto 90 de un partido que tuvo ganado con autoridad, que se complicó de forma absurda y que sentenció en el tiempo añadido. Cuando el empate parecía definitivo, Higuaín inició un contragolpe en el que participó Beckham, que le hizo llegar el balón a Gago en el borde del área para que el argentino abriera a la izquierda, por donde entró Roberto Carlos para lograr un tanto que puede valer una Liga. Si una semana antes fue Higuaín quien rescató al Madrid, esta vez le ha tocado a Roberto Carlos. Dos goles para celebrar un título.
Si antes el dibujo táctico parecía un cuadro abstracto, al que se le podían buscar múltiples explicaciones pero que casi nadie comprendía, ahora se puede ver a un conjunto asentado, que no pierde el sitio y se comporta con una autoridad que llega a sorprender si uno recuerda cómo se movían estos mismos jugadores meses atrás. Porque en este cambio sufrido por el Madrid, y en el que uno debe reconocer su mérito a Fabio Capello, se ha llegado a un punto en el que da igual qué futbolistas utilice el técnico italiano. Sea cual sea el once elegido por Capello, apenas se resiente la solidez de un equipo que se ha subido a lo más alto de la clasificación y no está dispuesto a bajarse de ahí. En su visita a un campo complicado, como el del Recreativo, demostró que no le asusta el liderato y apoyado en la seguridad defensiva, en el orden, el trabajo y el buen trato del balón sumó tres nuevos puntos que le acercan un poco más al título.
Incluso se permitió el lujo de desperdiciar varias ocasiones claras que de haberlas convertido en gol le hubieran permitido vivir con más tranquilidad un duelo que tuvo controlado hasta que el 1-2 se reflejó en el marcador. Le presentó al Recre un duelo basado en la posesión del balón y ahí la superioridad del Madrid llegó a ser abrumadora por momentos. Si antes el Madrid sufría con el balón en su poder, ahora sabe manejar los encuentros cuando debe llevar la iniciativa. No le asusta y hasta parece sentirse cómodo viendo cómo la pelota va de un madridista a otro. Gago, que suplió al lesionado Emerson, ofreció una salida limpia del balón y escoltado por el incansable Diarra se adueñó del centro del campo y con ello del choque.
Robinho y Beckham
El Recreativo no fue ese equipo atrevido y descarado que no ha dejado de maravillar este curso y pareció asustado ante la seguridad mostrada por un Madrid que ocupó con inteligencia los espacios y le cerró a los de Marcelino las vías de acceso a Casillas. Hasta Robinho se pareció en la primera parte a ese futbolista que ayudó al Santos a volver a la élite y Beckham volvió a reclamar con sus pases una renovación que no se ha ganado en sus tres años anteriores. Los dos se unieron a los nueve minutos para adelantar al Madrid. El inglés puso un balón perfecto desde la derecha y el brasileño, sin levantar los pies del suelo, marcó de cabeza. Gago pudo aumentar la ventaja poco después, pero el argentino dejó claro que la cabeza la tiene para pensar y no para rematar.
Se movió con soltura el Madrid, la misma que le faltó a su rival, pero no terminó de acertar en el remate y se fue a los vestuarios dejando el partido abierto. No varió el panorama tras el descanso y a los cinco minutos Sergio Ramos y Beckham malgastaron de forma inexplicable una doble ocasión clarísima. Pero la superioridad de los hombres de Capello se acabó trasladando al marcador poco después, cuando el portero Laquait derribó de forma absurda en un costado del área a Robinho. Van Nistelrooy se fue a los once metros y transformó el penalti. Su 22º gol en la Liga.
Con casi 40 minutos por delante parecía todo decidido, pero entonces el Madrid decidió complicarse la vida. A falta de un cuarto de hora Ramos derribó a Uche, Jesús Vázquez convirtió el penalti y se comenzó a jugar un partido nuevo. Se creció el Recre, se asustó el Madrid y se asustó Capello, que retiró a Robinho para recuperar la posesión del balón con Guti. No sirvió para nada el cambio, ya que el Madrid desapareció del campo y el Recre se lanzó con más fe y fuerza que fútbol a por un empate con el que se encontró a falta de cinco minutos, cuando Uche aprovechó un fallo en cadena de la defensa blanca para marcar.
Después llegó el comentado gol de Roberto Carlos, que deja al Madrid donde comenzó la jornada, en el primer puesto de la clasificación y un poco más cerca de Cibeles.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.