Aquellos maravillosos derbis
Rafa Gordillo y José Mari Bakero repasan, junto a los lectores de ELPAIS.com, los encuentros Barcelona - Real Madrid
En el vestuario visitante resonaban los gritos de “venga vámonos... a por ellos”, la voz era del siete, Juanito, acompañado por Camacho. Mientras Hugo se ataba las botas y respondía a los gritos del eterno siete con un: “hoy, hay que ganar por lo civil o lo criminal”.
Al otro lado del pasillo, el equipo de casa, “el que siempre es favorito en los derbis”, según José Mari Bakero. En ese vestuario del Barça también había gritos. “Éramos jugadores jóvenes, sin nombre que crecimos juntos, eso nos unió a nivel personal”. Luego el resto fue rodado. La magia de Laudrup, el brasileño capaz de hacer regates de dibujos animados, o Rei Romario, vinieron más tarde para cuajar el Dream Team.
Eran otros tiempos, aquellos maravillosos derbis donde el marketing era una palabra desconocida en los palcos de fútbol. Las cosas han cambiado, asegura Bakero: “en esto del fútbol los ciclos son cada vez más cortos, al igual que en la vida, todo va más deprisa.” El que fuera seis blaugrana también es de lo que cree que todo lo que pasa queda, “el legado que queda de ese equipo es la disciplina, la humildad y sobre todo querer competir”. Pueden sonar a tópico las palabras del ex capitán blaugrana, pero estamos en tiempos en los que las portadas de los periódicos recogen jugadores que se niegan saltar al campo.
Entre la Quinta del Buitre y el Dream Team
Dos equipos, fútbol vistoso, vertical, la estética representada en un terreno de juego, así se recuerda a las dos generaciones más queridas del fútbol español. Entre ambos un componente en común: “amistad y admiración al adversario”. Aunque Gordillo siempre saca la estadística a relucir: “el Barça de Cruyff fue muy bueno, pero nuestros números son muy fuertes: récord de goles, ganar cinco ligas seguidas... es algo que nadie ha hecho”.
Los recuerdos de ambos en los derbis pasan por la victoria y sentimientos enfrentados. “El mejor recuerdo fue batir a Zubizarreta en el Bernabéu, faltaban pocos minutos íbamos 2-2 y conseguí la victoria”, asegura Gordillo quien matiza que para esto de los recuerdos no es muy bueno. Sin embargo, Bakero recuerda la cara de todos los compañeros cuando Spasic, aquel central gigantón, logró la victoria blaugrana en el Nou Camp con un gol en propia puerta. O aquella noche en la que el Barcelona le endosó un 5-0 al eterno rival.
La presión de estos derbis es máxima, “todo el mundo está pendiente de ti, cuando logras vencer la presión es cuando disfrutas de estos partidos”, asegura Bakero. Sin embargo, Gordillo lo tiene claro: “Prefiero tomarme unas coquinas y unos langostinos en una terrazita de Matalascañas a saltar al campo del Barça, aunque es impresionante jugar en el Nou Camp lo reconozco”.
Con el mismo tono alegre y risueño Rafa Gordillo, el chaval que un día se bajó las medias y notó que se encontraba menos cansado, comentaba anécdotas a velocidad de metralleta: “para anécdota buena cuando escondimos los calzoncillos de toda la plantilla en un congelador, escondí hasta los míos para que no hubiese sospechosos, si nos ves por el vestuario buscando”. Son cosas del fútbol, anécdotas de derbis que se mezclan con la admiración a los adversarios: “Butragueño era capaz de no hacer nada a hacer algo impensable”, recuerda Bakero mientras simplifica toda la vorágine que supone un Barcelona- Real Madrid: “creo que hay un gran respeto entre los jugadores de ambos equipos, no creo en que se incite el odio, cada uno asume su papel, unos somos del Barça, y otros del Madrid”. Es así de sencillo.
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