Pierde gas
El Real Madrid se vio superado de principio a fin por un Villarreal más agresivo y entonado y pierde la oportunidad de alcanzar el liderato
Gago e Higuaín realizaron su peor partido como madridistas y tan sólo destacaron Casillas y Helguera, mal síntoma para un equipo con tantas aspiraciones. El Villarreal, que no ganaba en casa desde hacía siete jornadas, no parecía dispuesto a sumar otro suspenso más en el Madrigal y saltó con ganas, ambicioso, en busca del partido. Matías Fernández dejó muy pronto la muestra que confirmaba su etiqueta, la de mejor jugador de Suramérica en 2006, y Marcos, otro jovencito, puso a prueba a Casillas en un arranque en el que los de Pellegrini tenían más y movían mejor el balón.
El Madrid, en la línea de los tres o cuatro últimos partidos, se movía con seguridad y de forma organizada, en fin, con buena presión, apoyos, repliegues, coberturas sincronizadas, todo al gusto del librillo de su preparador; mucho control y pelea, poca fantasía. Aún así, los blancos se acercaban gracias a la buena técnica y velocidad de sus extremos y tuvo alguna ocasión de marcar, sobre todo con un disparo de Robinho desde la izquierda.
Cuando más se estaban nivelando las fuerzas, cuando parecía que el Real Madrid se había sacudido el dominio territorial del cuadro castellonense, cuando la posesión del balón andaba más repartida, Casillas se ganó el bocadillo con una triple parada que reunió todas las excelentes virtudes de este fantástico guardameta, rapidez, agilidad, carácter y reflejos. Que se lo pregunten a Forlán, Matías y Cani, que tropezaron uno tras de otro ante Iker.
Aunque no había goles, no era un partido feo y trastabillado, se jugaba a buen ritmo, estaba resultando un choque entretenido, pero Gago e Higuaín andaban despistados, el Real Madrid sólo parecía preocupado por replegarse de forma organizada y al Villarreal, a pesar de su buen juego, le faltaba ese punto de genio que hasta hace bien poco aportaba Riquelme; Si se para uno a recordar las dos últimas temporadas de Juan Román con el submarino concluye que la ausencia del "10" argentino se antoja demasiado importante.
El Villarreal, mas ambicioso y ofensivo
Saltó el Villarreal tras el descanso con la misma intensidad que al inicio, más si cabe, con Forlán y Matías Fernández, veloces, empeñados en buscar la espalda a Cannavaro y Helguera, con todo el equipo aplicado en la presión en busca de la pelota. El Real Madrid se encontraba perdido en medio del correcalles y tan sólo destacaban Helguera y Casillas, mal asunto.
Y en verdad que la cosa pintaba mal porque los de Pellegrini, insistentes, más ofensivos, encontraron el gol en una perfecta triangulación entre Matías y Forlán que Marcos, que gran partido el suyo, supo aprovechar sólo frente a Casillas. El gol terminó de plastificar a los madridistas, que lejos de reaccionar, veían como el Villarreal se mostraba aún más ambicioso.
Gago dejó su lugar a Nieto; el mediocentro argentino se retiró echándose la mano en el muslo y habrá que ver en qué termina esa dolencia. El caso es que no funcionaba el cuadro de Capello, y si llegaba cerca del área de Viera era gracias a acciones a balón parado y al empuje de futbolistas como Ramos, que nunca pierde la cara a los partidos.
Cannavaro, que estaba realizado un partido horroroso, le pudo haber hecho mucho daño a Marcos con una patada muy fea al borde del área, pero Clos Gómez ni siquiera pitó falta. Fue esa una de las últimas jugadas del encuentro, un lance que representó a la perfección la impotencia del Real Madrid en un partido que siempre, o esa fue la sensación, pareció tener perdido.
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