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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Valencia, en Europa

Villa coloca a los valencianos en puestos de Champions

El Valencia suma y sigue en la Liga. El equipo consiguió su sexta victoria consecutiva, un triunfo que le deja a las puertas del liderato, tras ganar a una Real Sociedad que, a pesar de no jugar mal, sigue con la soga del descenso bien amarrada al cuello.

Tras el ímpetu inicial de los donostiarras, el Valencia se hizo enseguida con el mando del encuentro y trató claramente de imponer su calidad para llevarse los puntos por la vía rápida, algo que le pudo haber costado menos si el guardameta chileno Claudio Bravo no desvía con acierto un lanzamiento de falta botado por David Villa que rozaba el larguero.

Se le ponía desde el inicio el encuentro muy cuesta arriba a los locales, que volvían a exhibir las carencias endémicas en cuanto a la creación de fútbol, cuando se produjo una inesperada reacción tras marcar Uranga un gol que estuvo bien anulado, por fuera de juego, por Manuel Enrique Mejuto González. Sin embargo, el público no lo vio así, reaccionó contra el colegiado y demandó más agresividad a sus jugadores que durante algunos momentos mostraron mayor dinamismo que en otras ocasiones. En defensa, los locales seguían concediendo una y otra vez peligrosas faltas en las inmediaciones de su área que siempre era Villa el encargado de ejecutar.

Las dos primeras no encontrarían su objetivo pero, a fuerza de insistir, el delantero internacional ajustó el punto de mira y en el minuto 28 marcó de libre directo ante un despistado Bravo, que no hizo otro movimiento que el de su cabeza para ver cómo se colaba el balón en la portería. La entrada de Savio Bortolini, en la segunda mitad, fue recibida con entusiasmo por la grada de Anoeta, a lo que el jugador brasileño, en sus primeros minutos con la camiseta blanquiazul, correspondió regalando el poco fútbol que se ha podido ver en el estadio de la Real esta temporada.

En el segundo balón que tocó estuvo muy cerca de marcar el empate, pero lo mejor lo dejó para un saque de falta que, botado con su habitual elegancia, se estrelló en el ángulo derecho de la portería de Cañizares. El Valencia, ajeno a la presencia del gran jugador brasileño, no se puso nervioso y siguió con su juego simple y práctico, buscando a Villa que era un auténtico tormento para la zaga donostiarra y que tuvo dos opciones para haber dejado definitivamente resuelto el choque, aunque falló en la ejecución del remate.

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