Próxima estación: Alemania
La selección española de balonmano parte hacia tierras germanas con el histórico objetivo de intentar revalidar el título de campeón del mundo
El momento de la verdad se aproxima. Atrás quedan las pruebas, las tensiones y las intensas sesiones de entrenamiento. Y también aquél bello recuerdo que rememora la histórica victoria lograda en Túnez hace dos años. Todo ello es pasado y de nada sirve. Ahora, la selección española de balonmano afronta un nuevo reto, una nueva cita con la historia. Juan Carlos Pastor y sus hombres parten hacia Alemania con el objetivo de conseguir el segundo campeonato del mundo consecutivo. Sin duda, una hazaña al alcance de muy pocos, una meta señalada por los elegidos. En definitiva, 18 hombres, 18 jugadores entregados a una misma causa: el triunfo.
Esta mañana, los jugadores han posado para la prensa en el hotel Ritz de Madrid, donde han ofrecido algunas de las claves para lograr el campeonato. El optimismo, la ilusión y la ambición son algunos de sus secretos, pero siempre con un lugar reservado para la prudencia. Bajo esa aureola de campeones, se esconden personas sencillas y dispuestas a charlar. El buen rollo impregna una concentración que conforme avanzan los días se hace más tediosa. Por eso, en las mentes de los componentes de la Selección ya sólo existe una palabra: competición. En este sentido, David Barrufet, capitán del combinado nacional, afirma que "hemos hecho una gran preparación. El campeonato conquistado en Túnez es tan sólo un aliciente. En cuanto empiece la cita alemana ya no existe ni campeón ni nada. Sólo quedan selecciones que van a jugar para ganar, pero eso no va a aportarnos más presión". Según el guardameta, "el partido contra Egipto puede marcar el devenir de la Selección. Como en todos los campeonatos, el primer partido es fundamental".
Barrufet va más allá y señala los grandes rivales de España. "Son Francia, Rusia, Croacia, Alemania y Dinamarca. De estas selecciones saldrán los semifinalistas seguro". Pero además, el portero apunta la clave del éxito: "el compañerismo y el buen rollo es fundamental. Cuando un partido no sale bien, el buen ambiente que existe fuera ayuda a solucionarlo".
Por su parte, Demetrio Lozano, uno de los veteranos del equipo, apunta a la unidad del grupo como una de sus principales bazas. "Tenemos ganas de empezar ya. La preparación ha sido dura y hemos pulido detalles. Todo el mundo te exige estar en las medallas, estar en las finales, pero quizá esta vez sea más difícil porque nos conocen más los rivales y ahora será más difícil sorprender. El secreto es ser fieles a nuestro juego. El seleccionador ha escogido un camino, y todos los jugadores queremos luchar por lo mismo. Jugar hasta el final juntos es lo que nos hace fuertes".
La expedición viaja a Alemania con los cimientos del mismo grupo que obtuvo la victoria en la anterior cita mundialística. Una mezcla de experiencia y juventud, de presente y de futuro. Francia, Rusia, Croacia o la anfitriona Alemania suponen unos duros escollos que superar, pero la selección española ha demostrado con creces que es capaz de hacerlo; por derecho propio.
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