El Ciudad Real conquista la Supercopa de Europa
El equipo español derrota en la final al Gummersbach alemán por 36-31 y suma su segundo trofeo
El Balonmano Ciudad Real se proclamó hoy campeón de la Supercopa de Europa merced a su victoria, por 36 a 31, ante el Gummersbach alemán y sumó su segundo título en el Köln Arena de Colonia (Alemania).
El partido arrancó con un ritmo muy veloz, imprimido principalmente por los castellano-manchegos, que se mostraban más hábiles al contraataque que sus rivales. Pese a todo, el Gummersbach se mantuvo arriba en el marcador, por la mínima eso sí, durante los cinco primeros minutos. Pero tras dos tantos consecutivos del extremo derecho visitante, Peter Dzomba, el Ciudad Real se mantendría por delante durante todo el choque.
El encuentro fue trepidante desde el principio, aunque se estancó entorno al minuto diez, y los alemanes se mostraron bastante más cómodo con este esquema de juego estático. Tan sólo la adelantada defensa de los españoles, que anulaba la primera línea de ataque del Gummersbach, impidió que el equipo local pudiese acercarse en el electrónico. Por su parte, el Ciudad Real no logró aumentar su ventaja por un sola razón: el guardameta local Goran Stojanovic, que detenía una y otra vez las acometidas de los españoles. El portero del Gummersbach fue junto a Daniel Narcisse, que dirigía y anotaba con pasmosa facilidad, el mejor de los suyos en el partido.
A escasos minutos para el descanso el ritmo del encuentro volvió a subir y los castellano-manchegos, bien dirigidos por el reaparecido Talant Dujshebaev en la cancha y con un Dzomba muy activo, llegaron a tener una ventaja de seis tantos, que Narcisse redujo a cinco poco antes del intermedio (18 a 13).
El pabellón se rinde al equipo español
Tras el descanso, muy pocas cosas cambiaron en el encuentro. El Ciudad Real se mantuvo muy concentrado para no tirar su amplia ventaja merced al buen hacer de Dujshebaev, Pajovic y compañía mientras el equipo teutón a duras penas podía reducir a menos de cuatro goles la renta de los españoles. Gunnarson y, una vez más, Narcisse, fueron los principales baluartes de los alemanes en la segunda mitad. El francés fue de lo poco que lució el Gummersbach durante la última media hora de partido, en la que se demostró que el Ciudad Real se perfila como uno de los mejores equipos del mundo.
Los minutos pasaban en Colonia y el partido apenas variaba. Los manchegos se veían conforme avanzaba el cronómetro cada vez más cerca del título. Hasta que a dos minutos del final, el banquillo visitante comenzaría a festejar la victoria y el público germano se puso en pie para aplaudir al equipo campeón en un bonito gesto de deportividad. Al final, un 36 a 31 en el marcador le valió al Ciudad Real su segundo título de Supercopa, que se convierte en el octavo trofeo ganado por un equipo español tras once ediciones disputadas.
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