Pandiani ajusta cuentas

Pandiani resolvió un partido con más nervios y penaltis de la cuenta y un juego trabado y discontinuo. El delantero uruguayo resolvió la antepenúltima carga del Espanyol, que tuvo el mérito de no cejar en el empeño de remontar un partido que el Deportivo tuvo de cara. El delantero uruguayo castigó la mala cabeza de su antiguo equipo, especialmente la de Coloccini, que se hizo expulsar en una absurda acción cuando todavía quedaba más de media hora.

Conocida de antemano la ausencia de Valerón y la presencia de Coloccini formando el doble pivote con Duscher y consumada sólo en los instantes previos al partido la sorprendente decisión de Miguel Ángel Lotina de relegar a De la Peña al banquillo, el juego quedó a expensas de factores imprevisibles en Montjuïc. El Deportivo se acogió al efecto sorpresa y sacó petróleo del primer pase en profundidad que Víctor le metió a Arizmendi. El delantero aprovechó su tranco largo y la desubicación de los centrales del Espanyol para iniciar un eslalon. En el primer quiebro, Jarque se trastabilló y se fue al césped.

Arizmendi se quedó solo frente al penúltimo obstáculo. Se adelantó el balón y trató de sortearlo. Lopo abrió ligeramente el brazo. Arizmendi cayó fulminado en el área. El contacto fue mínimo y difícil parecía que Arizmendi fuera a llegar al balón. Pero Medina Cantalejo pitó penalti. Lo transformó Rubén y ardió Troya. El penalti provocó efectos apocalípticos en el Espanyol, presa de un ataque de nervios.

No le sonrió la suerte al equipo de Montjuïc. En la siguiente acción, Pandiani, referencia atacante dada la baja del lesionado Tamudo, recibió un balón en largo de Domi. El uruguayo enganchó un disparo cruzado que rozó el palo. Cuando casi concluía el primer tiempo, un centro de Luis García lo empalmó de volea Pandiani. Esta vez, el balón casi reventó el palo. Entre medias, el Espanyol jugó mal y el Deportivo actuó a beneficio de inventario.

Iraizoz tuvo que multiplicarse mientras la grada coreaba el nombre de De la Peña. Antes compareció Tristán, que en sus dos primeras intervenciones estuvo a punto de dar el segundo gol a su equipo, especialmente en un centro que Rubén remató casi a quemarropa. Víctor conectó a menudo con Tristán y con Munitis, una pesadilla para Domi. Al Espanyol le costó sorprender a la defensa del Deportivo.

Pero, cuando más plácido parecía el partido para el equipo gallego, Andrade se tragó un centro y el balón le llegó a Jarque en el interior del área pequeña. Jarque no pudo controlarlo e intentó tocar al centro, pero el balón fue interceptado, a todas luces de manera involuntaria, por una mano de Andrade. La ocasión era que ni pintada para que Medina Cantalejo equilibrara sus errores. Lo hizo. Pitó el máximo castigo y Luis García lo aprovechó con un zambombazo por el centro. No hubo uno, sino tres puntos de inflexión porque, además del penalti, Coloccini cometió una absurda falta sobre Jofre que le valió la expulsión directa. Y Lotina dio entrada por fin a De la Peña y Coro. El Espanyol, por empuje y superioridad más que por otra cosa, acabó metiendo al Deportivo en su área hasta que llegó el gol en un balón bien metido por De la Peña a Luis García, con un rechace que cazó Pandiani para culminar la remontada y dejar la eliminatoria con las espadas en alto.