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Crónica:FÚTBOL | 20ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Villarreal tira de orgullo

Dos penaltis cambian el signo del conjunto de Pellegrini frente a un disciplinado Osasuna

A sus cualidades evidentes, el Villarreal sumó hoy una desconocida manera de resolver situaciones extremas: un ataque de orgullo con el que doblegó a un correoso Osasuna en un partido caliente. Tras tres jornadas sin lograr un gol y logrando un solo punto, el conjunto de Pellegrini necesitaba una victoria que le hiciera creer nuevamente en sí mismo ante un rival directo en la lucha por las plazas europeas y que distaba a ocho puntos por encima en la clasificación.

Al igual que el Villarreal, Osasuna no llegaba a la cita en su mejor momento tras dos derrotas consecutivas. El conjunto navarro se adelantó en el marcador y logró agarrarse a la victoria hasta mediado el segundo periodo. Pero, en cinco minutos, dos penaltis cometidos sobre Guayre cambiaron la situación. Los lanzó Riquelme, que venía de fallar uno ante el Racing en el Sardinero y, por tanto, no evitó la responsabilidad. Marcó los dos.

De los errores se suele aprender más que de los aciertos. Sin embargo, Pellegrini no termina de convencerse de que tácticamente, prescindiendo de un pivote, ante la ausencia de Josico, su equipo pierde el rumbo y el equilibrio, deja de llevar la iniciativa y, en consecuencia, se siente inseguro y perdido. Le sucedió frente al Benfica y ante el Madrid. Hoy Pellegrini volvió a reincidir en la dudosa propuesta, a priori atrevida.

El problema del Villarreal en el encuentro de hoy era endógeno, su poca convicción en la propuesta y, por otra parte, exógeno, Osasuna, un conjunto que sí sabe sacar jugo al argumento que previamente idea en la pizarra Javier Aguirre. Hoy el equipo navarro no contaba con varios de sus primeras espadas. Las ausencias no tienen importancia. Si hay un equipo demócrata en la Liga española, ése es Osasuna. Entran unos y salen otros del once, cambian los nombres y el grupo no se resiente y actúa con metódica solvencia y disciplina a la que añaden el punto de agresividad necesaria, en ocasiones rayando los límites de la legalidad, que hace amplificar sus prestaciones. Si a todo ello se suma ciertas dosis de calidad, resulta obvio la clasificación que ostenta no resulte del todo extraña.

El azúcar en la pandilla de Aguirre lo pone Raúl García, un excelente centrocampista con una ortodoxa técnica y un gran golpeo del esférico, como quedó patente en el gol que adelantó a su equipo. La velocidad mental define a los grandes jugadores. Y, por los hechos, Raúl García tiene pinta de serlo. A la media hora, no dudó en golpear de primeras un balón que le llegaba rechazado de la defensa del Villarreal, logrando un magnífico gol aplaudido incluso por la afición local.

Herido en su autoestima, el conjunto castellonense se conjuró para invertir la situación. Se deshizo en esfuerzos para revertir el oscuro panorama que tenía. En la segunda mitad, cercó al Osasuna, que se defendió con lo que pudo y como pudo. En dos ocasiones lo hizo mal, se extralimitó en su efusividad, lo que le costó dos penaltis en contra que dejaron su esfuerzo en nada. Riquelme se echó la responsabilidad a sus espaldas y premió el apasionado esfuerzo de sus compañeros.

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