Betis y Espanyol se reparten un partido muy flojo
El partido finaliza sin goles
El encuentro que se ha disputado en Sevilla desnudó la realidad de dos equipos como el Betis y el Espanyol, clásicos ya en el fútbol español, y que el curso pasado vivieron momentos de gloria y orgullo, con clasificación para las competiciones europeas incluidas. Ayer, no hubo gloria y ni siquiera goles. Se notaba demasiado que ambos salieron para no ser derrotados. La victoria supone un arrojo del que ni uno ni son, en estos momentos, capaces.
El Betis sigue sin un ariete nato —el brasileño Tardelli está en la ciudad, pero aún no ha firmado— y el trabajo se lo reparten dos hombres como Fernando y Edu, que tienen gol cuando no se les exige como obligación laboral.
Pero la falta de Oliveira no puede ser la fuente de todos los males del conjunto sevillano. Se echa mucho en falta un tipo con galones. No necesariamente tiene que ser una estrella, sino un profesional del que se fíen sus compañeros y el propio entrenador, alguien que coloque al descolocado, anime al desanimado y exija una actitud. Joaquín es sin duda el jugador más querido y mimado, pero no es un líder. Ni quiere serlo.
En la primera mitad, el Betis jugó poco. Le daba pavor tener la pelota en los pies. Su mejor oportunidad fue un centro de Joaquín en semifallo que casi se come el heterodoxo Kameni en el minuto 35.
El Espanyol posee a uno de esos jugadores carismáticos. De hecho tanto, que casi se puede decir que a veces le sobrepasa. De la Peña daba órdenes a todo bicho viviente desde la tercera línea del equipo. Con dos de sus delicias primero dejó en ventaja a Tamudo, que disparó manso, solo ante Doblas y después colocó la pelota en la cabeza de Lopo, que tampoco supo acabar.
Ito y Moisés formaban un pivote encastrado en la defensa y el equipo barcelonés lo dejaba todo a expensas de que un buen pase de De la Peña se cruzara con una acertada carrera de Corominas, Luis García o Tamudo.
En la segunda mitad, Xisco consiguió abrir una banda para el ataque bético y en una de sus internadas, centró primorosamente a Fernando que falló estrepitosamente a dos metros de la portería, en el minuto 56. Desde la izquierda nacieron otras tres oportunidades de los verdiblancos que no supieron culminar ni Edu, el propio Fernando o Luis Fernández. En esta ocasión no se puede poner en duda la actitud de los jugadores. Pero lo que sí que quedó es que ambos andan bastante mal de autoestima. Y para ganar hace falta atreverse a hacerlo.
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