La Real vuelve a desperdiciar dos goles de ventaja
Hace una semana, el técnico José María Amorrortu comparecía en Anoeta para asegurar que la Real Sociedad no podía desaprovechar una ventaja de dos goles ante ningún equipo y menos ante el Real Madrid. Hoy, el conjunto donostiarra desmentía a su entrenador. Otra vez los blanquiazules regalaban un partido que era suyo ante un rival mediocre como el Racing, que sólo funcionó cuando Antoñito saltó al campo.
La Real Sociedad es un equipo inseguro, temblón. Y eso se nota cuando todo se pone a su favor. Esta tarde, tras un tramo de buen juego liderado por Nihat, mucho más rápido y vertical que en otros encuentros, y un buen desarrollo de los contragolpes, los realistas se hundieron. Primero fue Antoñito, con un control orientado y una media vuelta que acabaron en gol. Después, la expulsión de Gari Uranga, que llevaba tres minutos sobre el terreno de juego, tras una entrada injustificada y por detrás al sevillano. Por último, la defensa terminó de descomponer el sembrado. El delantero andaluz se metía en el área, quebraba a su par y soltaba un centro en boca de gol. Mikel Alonso, atenazado por los nervios, trató de despejar de una forma increíble. El balón golpeó en Riesgo y se coló en la meta. Adiós.
Las terribles carencias ofensivas del Racing quedaron maquilladas por la igualada. El partido se había teñido con colores guipuzcoanos. El turco Nihat, tras una cabalgada eléctrica por la derecha, cedía el balón a placer para que Álvaro Novo rematase a bocajarro. La acción animó a los vascos durante unos minutos hasta que Oriol, en una durísima entrada, lesionó de gravedad a Aranburu, que se tuvo que retirar en el minuto 31 con rotura del ligamento externo de su rodilla derecha. Su marcha la notó el conjunto donostiarra.
La Real Sociedad se enmendó antes del descanso y mejoró notablemente. El choque fue suyo durante ese tramo y tras el receso. Nihat, con que erró de forma infantil. De Paula marcó con absoluta comodidad. Cuando todo parecía resuelto, Manuel Preciado cambió su delantera, dando entrada a Raúl y Antoñito. Hipermotivado, el andaluz se valió para dar la vuelta al duelo. Sólo con su velocidad y su clase, el delantero de filigranas y espantás asustó a la defensa más insegura de la Liga.
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