Milosevic guía a un Osasuna sin freno en El Sadar

Nada detiene a Osasuna. Cuando peor parece que se le ponen las cosas, siempre aparece una solución con nombre propio. Otros días eran Webó o Raúl García. Hoy ha sido Milosevic el que ha conducido a su equipo a una victoria, la séptima consecutiva en El Sadar. Al Alavés, por su parte, no le bastó la receta de Bilbao, y acumulará otra semana de preocupaciones.

Moha y David López —futbolista de nervio y clase al mismo tiempo— asumieron en la primera parte la responsabilidad de guiar el ataque de Osasuna, aguerrido como siempre pero vacuo en su resultado. No son Romeo y Milosevic delanteros de gran movilidad, hecho que facilitó la tarea del Alavés, apelotonado en su campo. Por parte del Osasuna no había nada de nada, debido a que no podía, y por el otro lado, el Alavés mostró la misma versión que una semana antes en San Mamés, es decir, esperar el fallo del rival. Pero enfrente no había un conjunto tan frágil como el Athletic. Anulado Nené, al que sus compañeros enviaron al aislamiento, el equipo de Piterman y Cos recurrió a la estrategia para comprobar las flaquezas de Osasuna. Un disparo de falta de Navarro al borde del descanso fue la prueba de que Ricardo jugaba.

Por fortuna, la tarde tomó un cariz distinto tras el intermedio. Valdo reemplazó a Romeo, y Osasuna lo agradeció. Se reducía la nómina de delanteros, pero se mejoraba la creatividad. Sin embargo, fue el Alavés quien golpeó primero. Nené, inédito hasta entonces, aprovechó un rechace de Ricardo a un contraataque para anotar. No obstante, tal y como está la situación actual de Osasuna, eso no representa contratiempos. Sólo dos minutos después, Milosevic, que un instante antes había marrado otra oportunidad, igualó el partido tras el saque de un corner. Siempre combativo, el delantero serbio se las arregló para enturbiar a Gaspar y Sarriegi. De esta manera, forzó el penalti que culminaría la tarea de su equipo. Curioso: el equipo navarro remontó con dos acciones a balón parado, la baza del Alavés en la primera mitad.

Demasiada losa para los vitorianos, poco eficaces en la vertiente ofensiva. Moha remató la labor de Osasuna, que siempre fue a por más. El gol de Aloisi, aplaudido en su regreso, fue la anécdota final del partido.