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Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Bernabéu se ensaña con Luxemburgo

Al Madrid no le sirven ante el Lyón ni su esforzado primer tiempo ni el gol de Guti y será segundo de su grupo

El Madrid recibió varias malas noticias frente al Lyón: será segundo de su grupo, tendrá que jugar fuera del Bernabéu el partido de vuelta de los octavos de final y estará obligado a mejorar notablemente sus prestaciones. No le sirvió su esforzado primer tiempo, ni el gol de Guti. El Madrid se desplomó en la segunda parte ante la crispación de su hinchada, que ha perdido la paciencia. Aprovechó el cambio de Beckham por Salgado para atacar con saña al entrenador, que está en una posición cada vez más delicada. No fue el único que recibió la enemiga de la afición. Robinho escuchó las primeras quejas. El Bernabéu quiere ver a un crack, pero teme quedarse con un Prosinecki.

El Madrid arrancó con energía, un fútbol decente y pocos signos de depresión. La alineación ofrecía algunas novedades interesantes. La lesión de Raúl permitió a Guti el regreso a su posición natural. Ha jugado de todo, pero donde parece más cómodo es en la media punta, donde puede asociarse a los centrocampistas y manifestar su instinto goleador. Por desgracia para Guti, el Madrid es la apoteosis de los medias puntas. Hay muchos y de todas clases. Posiblemente Guti es tan bueno o mejor que todos ellos, pero nunca ha tenido el beneficio de la duda. Es el suplente más exigido del mundo. En su regreso a una posición que ha pertenecido a Raúl desde hace 11 años, Guti fue el jugador más activo en el área del Olympique de Lyón. Un zurdazo de primera hora obligó a una buena intervención de Coupet; un cabezazo fue rechazado en la raya de la portería por Reveillere; un tiro a quemarropa no encontró oposición y significó el gol del Madrid. No está mal para un futbolista que en las últimas temporadas había jugado cada vez más lejos del área.

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Hubo otras noticias en el Madrid. Sergio Ramos se adelantó al medio campo para ayudar a Pablo García, que necesita mucha ayuda. El jugador uruguayo tiene mucho oficio, pero muy poca velocidad. Dos rápidas acciones de Juninho Pernambucano le dejaron desairado. No es el tapón que requiere el Madrid. En el segundo tiempo fue superado una y otra vez por los veloces centrocampistas del Lyón. Sergio Ramos le acompañó con su exuberancia habitual. Sin embargo, más que su eficacia como pretoriano de Pablo García, la importancia de Sergio Ramos se relacionó con el traslado de Beckham a la banda derecha. Otro jugador en su puesto preferido. En el único donde es alguien. Aunque se salió del carril en algunos momentos, lo mejor de Beckham llegó desde la derecha y en los lanzamientos de falta. Lo raro es que en la segunda parte se trasladó a la zona izquierda, donde no pinta nada. Lo sufrió el jugador inglés y también el Madrid, que se desplomó.

El Madrid superó al Lyón en la primera parte, pero se desfondó en el segundo tiempo. Está convaleciente y no se tiene mucha fe. Se levantó de la lona para medirse con un rival que llegó a Madrid con fama de buen equipo. El Lyón pasó desapercibido en el primer tiempo y creció después, confirmando la idea de equipo atlético. La defensa es vulnerable por los costados y un poco rígida por el centro, aunque a Cris y Caçapa les sobra oficio. Lo mejor del Lyón se cuece en el medio campo, especialmente cuando aparece Juninho, futbolista poderoso, de buen registro técnico, soluciones sencillas y excelente disparo. A su alrededor, Diarra es un portento atlético y Malouda tiene buenas condiciones como interior izquierdo. Todo eso se apreció más en el segundo tiempo. El equipo francés empujó con fuerza y comenzó a desgastar al Madrid, que no logró impedir el gol de Carew, delantero peculiar, altísimo, pésimo cabeceador, vulgar cuando se coloca de frente a la portería, peligroso cuando juega de espaldas. Así que marcó de espaldas a la portería, un elegante taconazo que sorprendió a Roberto Carlos y a Casillas.

La hinchada reaccionó con desánimo al gol y con virulencia al cambio de Beckham por Míchel Salgado. La gente quería un delantero, primero porque pedía la victoria y también porque Robinho no funcionó en la punta. Robinho ha perdido la efervescencia que le caracterizó en su llegada al Madrid y ha llegado a un punto donde ya no despierta expectación en sus jugadas. Luxemburgo no añadió ningún delantero. Mantuvo el dibujo y al público no le pareció bien. La afición quería épica y el entrenador no se la dio. Luxemburgo tiene mal pronóstico ahora mismo. Los presidentes cazan al vuelo censuras como las de ayer.

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