El Hamburgo deja al Valencia fuera de Europa
Decepción por el resultado y aún más por el juego y la imagen ofrecida. El Valencia no fue capaz de remontar la eliminatoria ante un ordenado y defensivo Hamburgo y se queda sin el premio de la UEFA.
Quizá, esto ya no sea lo más significativo, sino la preocupación que se va generar en el seno ché ante las imprecisiones en ataque, los altibajos en el juego y las escasas individualidades a las que recurrir. Un panorama preocupante a menos de cuatro días para debutar en Liga ante un Betis de Champions. El pesimismo ya pasea por Valencia.
Ritmo alto, posesión del esférico, desbordar por bandas, agresividad y acierto con el gol. Cinco factores indispensables para culminar con éxito cualquier remontada. Así lo entendió el Valencia. Su comienzo cumplió con creces estos parámetros. La intensidad en su juego fue alta, ilusionante. El balón era un monopolio ché, Vicente insistía hasta la saciedad por su banda y, mientras Albelda trabajaba en las labores de recuperación, Baraja y Aimar distribuían juego con aceptable acierto. El planteamiento era el apropiado. La remontada, posible. El Hamburgo estaba asustado, arrinconado en su área. Sólo faltaba el gol; pero no llegó.
¿El motivo? Las ocasiones fueron mínimas -concretamente dos- debido al entramado defensivo alemán y a la ineficacia de los de Sánchez Flores para encontrar los medios adecuados para abrir la muralla. Un disparo poco preciso de Rufete y un remate de Kluivert al larguero fueron toda la aportación. Una aportación, claramente, insuficiente. Ahí se diluyó el Valencia. Su ritmo disminuyó radicalmente y su juego se entristeció súbitamente. Los alemanes se crecieron, aunque sin llegar a asustar. Simplemente se limitaron a tener en propiedad el dominio del balón, a contribuir a que el juego se volviera impreciso y plagado de faltas que frenaban continuamente cualquier intento de reacción ché. Habían impuesto su ritmo. El partido había dado un giro radical. De un prometedor y esperanzador inicio se pasó al pesimismo.
Villa y Angulo. Las dos apuestas de Sánchez Flores para cambiar el aire al equipo. No lo consiguió. Ninguno ejerció de revulsivo, tampoco lo hizo Di Vaio. La tónica no cambió. El Valencia siguió sin encontrar el rumbo adecuado para derribar al cada vez más ordenado y defensivo cuadro alemán. Los minutos pasaban, las prisas llegaban y las ocasiones brillaban por su ausencia, al tiempo que caían con enorme facilidad en las provocaciones alemanas. Así, resulta difícil ganar. Mucho más remontar una eliminatoria. Tan sólo las incursiones de Vicente por su banda y su disparo final que desbarató Wachter fueron las notas más sobresalientes de un equipo que siembra de dudas su futuro debut liguero.
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