El Atlético tropieza consigo mismo

No era difícil de anticipar que si la buena racha del Atlético debía interrumpirse, sería ante un equipo con poco fuste, mal colocado en la clasificación, un hueso atragantado en una maquinaria acostumbrada a brillar sólo ante los colosos. Y a más a más, por qué no hacer gala de la pasión atlética y caer ante el colista, casi descendido ya, y con un gol churresco y malhadado. Conclusión: Numancia 1, Atlético 0, y los puestos europeos cada vez más lejos.

El Atlético se presentó en Soria bajo un estado de euforia y una ilusión que desaparecieron apenas comenzó a rodar el balón. El Numancia metió una velocidad al encuentro que sorprendió al Atlético y en los primeros seis minutos los sorianos ya habían forzado cinco córners. Sin ningún resultado positivo, eso sí. Porque el Numancia no juega mal, toca bien el balón, con criterio, presiona y actúa con intensidad en defensa, pero nada de eso le alcanzará para seguir una temporada más en Primera. Porque el Numancia no es colista por su juego, que merecería una posición más alta, sino por su inoperancia en ataque. Los sorianos apenas sumaron 21 goles en 30 jornadas y así es prácticamente imposible continuar en la elite. Porque si hubieran tenido un futbolista con algo de puntería, Leo Franco hubiera tenido que recoger el balón de su portería en más de una ocasión.

Las múltiples llegadas de los sorianos se quedaron en nada, como las pocas del Atlético, que añoró demasiado a Ibagaza. Fernando Torres y Salva no aportaron nada, con lo que se demuestra que alinear a dos delanteros no significa que el equipo sea más fuerte en ataque. Si a los dos atacantes no le llegan balones, esos balones que en el Atlético sólo pone Ibagaza, su presencia sobre el césped se queda en una simple anécdota. Ni Luccin ni Colsa conectaron con sus compañeros y sólo las incursiones por la banda de Gronkjaer, el mejor de los rojiblancos, y Antonio López inquietaron algo al Numancia.

El juego siguió igual de plano en el segundo tiempo y sólo acciones aisladas despertaron la atención de los aficionados, que si no se durmieron fue por el intenso frío que hacía en Los Pajaritos, porque ocasiones para bostezar sobraron. Algunos futbolistas demostraron saber patear a palos mejor que muchos jugadores del Seis Naciones de rugby.

El Numancia no logró un triunfo más amplio por su mala puntería, algo que sólo se arregló de forma parcial con la entrada al campo de Toché, un delantero cedido por el Atlético. Leo Franco salió mal, Toché le superó con un hábil regate y su disparo fue empujado a la red por Miguel, en una posición más que dudosa. Se había logrado lo que parecía imposible, que en el partido se viera un gol.

Al Atlético, que no tuvo nada de fútbol durante todo el partido, le faltó tiempo y capacidad de reacción y se despidió del encuentro dejando una sensación de pobreza que complica sobremanera sus aspiraciones europeas. Esta vez no funcionó ni la defensa, en la que sólo Pablo estuvo a un nivel digno. El internacional tuvo que hacer su trabajo y el de García Calvo, que ofreció una demostración de todo lo que no debe hacer un central y justificó su habitual suplencia.