El Sevilla cae en la trampa

El Sevilla ha igualado hoy su mejor clasificación en competiciones europeas. En siete ocasiones ha participado, y lo máximo que ha hecho ha sido llegar a octavos de final de la Copa de la UEFA. Y hasta aquí ha llegado este año. El Parma, que empató a cero en la capital andaluza, ha logrado un miserable gol esta noche en su estadio, el Ennio Tardini, al que apenas acudieron 7.650 seguidores, y ha apeado al equipo entrenado por Joaquín Caparros. En el año del centenario, y cuando arrecian las críticas, tan sólo la Liga puede dar ya alivio a los sevillistas.

No le faltaba razón hasta ahora a Caparros, que antes del partido se quejaba de las críticas vertidas contra su equipo aduciendo que marchan sextos en la Liga, a dos puntos de puestos de Liga de Campeones, y que seguían en liza en Europa. Decía el técnico sevillista: "Si nos elimina el Parma, habríamos igualado la mejor clasificación en Europa. Si alguien considera que por eso tendríamos que darnos cabezazos contra la pared y tirarnos al Guadalquivir, pues lo haríamos".

Se tire o no al río Caparros, lo cierto es que el Sevilla ha salido a ganar el partido, y ha impuesto su superioridad técnica ante un equipo tan consciente de sus limitaciones que incluso justificaba su apelación al cerrojazo a la italiana. Pudo Antoñito cambiar las tornas en los primeros cinco minutos, con un taconazo que paseó el balón por la línea de gol sin que nadie lo rematara. Ocho minutos después Adriano sacaba una falta y estrellaba la pelota contra el travesaño de Bucci.

Pero jugar a la italiana contra un equipo italiano es un pasaporte hacia el fracaso. En el minuto 19, Cardone remataba un córner ante la mirada átona de los defensas sevillistas, y clavaba el único gol del partido. Se sabe ya el equipo andaluz vulnerable en estos lances, y casi acepta su destino con fatalidad.

Y luego no hubo más. El Parma se borró del partido, dedicando todos sus esfuerzos a borrar a su vez cualquier indicio de genio en las filas rivales. A Baptista le cercaron tres defensas, y su soledad sólo tenía parangón en las gradas desangeladas del estadio. El Sevilla lo intentó a la postre lanzando balones al área, en pos de un milagro que pudo ser y no fue. Siete partidos consecutivos lleva el Sevilla sin ganar. Ahora queda la Liga... o el Guadalquivir.